Miércoles, 10 de mayo del 2023
(Memoria Obligatoria: San Juan de Ávila, Presbítero y Doctor de la Iglesia)
- Primera Lectura. Hch 14, 19-28: “hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios”.
- Salmo Responsorial. 144, 10-11.12-13ab.21: “Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado”.
- Evangelio. Jn 14, 27-31a: “Que no tiemble su corazón ni se acobarde”.
Color: BLANCO
“El que permanece en mí, como yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no pueden hacer nada”
San Juan de Ávila es un modelo de santidad y de vida cristiana que ha dejado una huella profunda en la Iglesia y en la historia de la espiritualidad cristiana. Como presbítero y doctor de la Iglesia, dedicó su vida a enseñar y a guiar a los fieles hacia una vida de mayor cercanía con Dios y de servicio a los demás. Una de las principales enseñanzas de San Juan de Ávila es la importancia de la oración y de la contemplación para crecer en la vida espiritual. Él creía que la oración es el camino para acercarse a Dios y para conocer su voluntad, y que la contemplación nos lleva a una mayor unión con Él. San Juan de Ávila también enfatizaba la importancia de la humildad y de la caridad en la vida cristiana, y de vivir en conformidad con la voluntad de Dios. Otra enseñanza clave de San Juan de Ávila es su llamado a una vida de santidad y de perfección, no solo para los sacerdotes y religiosos, sino para todos los fieles. Él creía que todos los cristianos estaban llamados a seguir a Cristo y a vivir una vida de servicio y de amor hacia los demás. Para San Juan de Ávila, la santidad no era una meta inalcanzable, sino una posibilidad real para todos aquellos que se acercan a Dios con humildad y confianza.
El Evangelio de hoy es un pasaje muy significativo, nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con Dios y cómo podemos crecer en nuestra vida espiritual. Jesús se presenta a sí mismo como la vid verdadera, y a sus discípulos como los sarmientos que deben permanecer unidos a Él para dar fruto. Él dice: «Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, como yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no pueden hacer nada». Jesús también nos habla de la importancia de la poda para que los sarmientos puedan dar más fruto. Él dice: «Todo sarmiento que da fruto, lo poda para que dé más fruto».
El texto que hoy proclamamos es una reflexión profunda sobre nuestra relación con Cristo y sobre cómo podemos crecer en nuestra vida espiritual. Nos invita a permanecer unidos a Él, a confiar en Él en medio de las dificultades, a cumplir con sus mandamientos y a dar fruto abundante en nuestra vida cristiana. Que este pasaje nos inspire a buscar una vida más profunda en la fe y en el servicio a Dios y a los demás.
Oración: Señor Jesús, gracias por el ejemplo de San Juan de Ávila, un hombre que vivió su compromiso cristiano y que nos enseña que la santidad es para todos y que es una realidad a la que con esfuerzo podemos llevar. Permítenos ser siempre tus testigos. Amén.
(Guía Litúrgica)
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