Moniciones: XI Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

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  • Primera Lectura. I Re 18, 20-39: “El agua corrió alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó de agua”.
  • Salmo Responsorial. 15, 1-2a.4.5 y 8.11: “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti”.
  • Evangelio. Mt 5, 17-19: “No crean que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud”.

Amados hermanos en Cristo Jesús, muy buenos días, tardes o noches.

En el Evangelio aparece Jesús haciendo un llamado a quienes viven en constante conflicto con el hermano. Para el cristiano resolver oportunamente estos conflictos, el indicativo será el amor que den a los demás.

 La manera de cómo nos relacionamos con los demás es lo que nos ayuda a crecer en la fe; nuestra comunidad es el lugar en el que el Señor nos llamó para seguirle, para ofrecernos una vida nueva y que esta brille ante los demás.

El profeta envió a su servidor, no una vez ni dos, sino siete veces.

Pero Elías siguió esperando con anhelo una señal sin darse por vencido.

La tarea nuestra es dar testimonio, contrario a vivir en división, y vivencias que no edifican nuestro camino de conversión, y que pueden hacer daño.

Presidente: Ofrezcamos al Señor nuestra vida y pidámosle que nos haga capaces de no anteponer nada al cumplimiento de su voluntad.  Digamos juntos: “Realiza y nosotros tu obra, Señor”.

1.- Por los jóvenes: que en la búsqueda de su vocación no pase de una realidad a la otra en el intento de satisfacer la Insaciable necesidad de novedad, sino que se pongan en la escucha de Dios y de su corazón para descubrir que la única cosa que sacia es la adhesión a la voluntad de Dios. Roguemos al Señor.

2.- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes: que no busquen la aprobación humana y no se desvíen por ella del anuncio del Dios verdadero.  Que, considerando a Cristo como el fundamento de su vida, enfrenten con esperanza y fe las dificultades del ejercicio de su ministerio. Roguemos al Señor.

3.- Por los que están manejando relaciones difíciles donde la unidad está en entredicho: que estén abiertos al diálogo y a la discusión, que sean capaces de escuchar y comprender, de acoger y respetar, considerando siempre la unidad como un bien precioso que debe ser salvaguardado. Roguemos al Señor.

4.- Por los que desperdician su existencia sacrificándola al dinero, al éxito, al placer, a la droga: que abandonen los ídolos para seguir al único Dios que hace de la vida de toda criatura una maravillosa obra de amor. Roguemos al Señor.

Presidente: Señor, sana, la incredulidad de tu pueblo y haz que, contemplando tu obra, desconozca como único Señor de su vida.  Tú que vives y amas por los siglos de los siglos. Amén.

Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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