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  • Primera Lectura. Hch 11, 31-42: “Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano”.
  • Salmo Responsorial: 41, 2-3;42,3-4: “Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo”.
  • Evangelio. Jn 10, 1-10: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”.

Hermanos en Jesús Buen Pastor, reciban gracia y paz.

En las lecturas de hoy, el Señor nos está invitando a reconocer su voz y a estar atentos a su llamado y dirección.

Está claro que el Señor le enseña a Pedro que Dios es quién escoge a su pueblo y que va purificando e insertando en él a cuantos Él llama y escuchan su voz con oídos atentos y corazón dispuesto.

Por otro lado, en el Evangelio, el mismo Señor nos dice que sus ovejas escuchan su voz y Él las llama a cada una por su nombre y camina delante de ellas.

En la primera lectura, el apóstol Pedro es llamado a la conversión, hoy el Señor también nos Dios también llamaba a nosotros s a la conversión.

La palabra nos anima a escuchar con claridad la voz del Pastor y a seguir su guía; en todo momento.

El que preside: Elevemos nuestras oraciones al Señor que conoce y escucha la voz de su pueblo, al cual cuida como un pastor a su grey. Digamos: “Escúchanos, Señor”.

1.- Por la Iglesia, para que crezca en ella la búsqueda de la unidad y se realiza el deseo de Jesús de reunir todas las ovejas en un único rebaño.  Roguemos al Señor.

2.- Por los jóvenes, para que el señor ponga en su camino personas iluminadas, capaces de llevarlos a Él el único pastor bueno.  Roguemos al Señor.

3.- Por los sacerdotes y las personas consagradas a la evangelización, para que acompañen siempre a las comunidades que les han sido confiadas.  Roguemos al Señor.

4.- Por todos los bautizados, para que el Señor Jesús custodie la llama de la Fe en el corazón de cada hermano, para que no se extinga el amor a la oración y la relación única y personal con el Señor.  Roguemos al Señor.

El que preside: Padre bueno, escucha estas súplicas que te hemos dirigido con fe y esperanza, en la confianza que serán escuchadas.  Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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