Color: MORADO.  IV Semana del Salterio

  • Primera Lectura. Ex 32, 7-14: “Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo”.
  • Salmo Responsorial: Salmo Responsorial: 105, 19-20.21-22.23: “Acuérdate de nosotros, por amor a tu pueblo”.
  • Evangelio. Jn 5, 31-47: “Hay otro que da testimonio sobre mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí”.

Amados hermanos en la presencia de nuestro Señor Jesucristo muy Buenos días, tardes o noche.

En el Evangelio de hoy Jesús habla de varios que pueden testificar a favor suyo. Empieza por Juan: “Tras de mí viene uno más fuerte que yo, ante quien no soy digno de soltarle la correa de sus sandalias”. Sigue otro testimonio mayor que el de Juan: “las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí; que el Padre me ha envidado”. Un nuevo testimonio son las Escrituras, que hablan de Él.

Cuando llega Jesús, el corazón perdonador de nuestro Dios se manifiesta. Es como el Padre que sale todos los días a ver si vuelve a casa su despistado hijo menor.

La obra más deslumbrante del Padre a favor de Jesús fue su resurrección. Al tercer día le resucitó dando testimonio de que está siempre con Él, de que le ha salvado de la muerte

El que preside: A Dios Padre, que ha enviado a su Hijo al mundo para que todo hombre pueda conocerlo, dirijamos nuestra oración: “Muéstranos tu rostro señor”.

1.- Por la Santa Iglesia.  Que anuncia siempre con fidelidad la novedad y la verdad del Evangelio, para que todo hombre pueda conocer a Cristo y su salvación. Roguemos al Señor

2.- Por el Santo Padre.  Que encuentre fuerza en la presencia del Señor que la asistencia del Espíritu, para que su magisterio, sus palabras y su vida sean para la Iglesia una guía segura para caminar por la vía del Evangelio. Roguemos al Señor.

3.- Por nuestra sociedad, enferma de un exacerbado individualismo que hace al hombre presuntuoso en su autonomía y en su saber.  Que pueda ser sanada por la humildad de quienes buscan construir su vida sobre la base de la escucha y del respeto de los hermanos. Roguemos al Señor.

4.- Por todos los fieles difuntos, para que puedan conocer y contemplar el rostro de Dios en su gloria. Roguemos al Señor.

El que preside: Escucha nuestra oración, Señor, y a los que te buscan con corazón sincero, concédeles poder conocer tu amor y tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.

Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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