Feria o Memoria Libre: Santa Teresa de Calcuta

Martes, 5 de septiembre del 2023

Color: VERDE o BLANCO

  • Primera Lectura. I Tes 5, 1-6.9-11: “Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
  • Salmo Responsorial. 26, 1.4: “Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida”.
  • Evangelio. Lc 4, 31-37: “Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.

Jesús ha venido a traernos la felicidad inicial del paraíso

Jesús mira el sufrimiento humano como parte de su misión salvadora. Le da lástima, tiene compasión de las personas: de la suegra de Pedro, del leproso, del paralítico o de otros con cualquier dolencia o condición. Su misión es devolver la felicidad. Hacer vivir el optimismo.

Luchamos contra el dolor, la guerra, la injusticia y el terrorismo en el mundo. Mientras tengamos ilusión habrá esperanza. Esperanza no sólo (de) que este mundo pueda mejorar, sino que la vida vencerá la muerte. Porque la muerte de Jesús no fue la última palabra. La palabra definitiva es la vida, la felicidad. Ser uno feliz para ofrecer felicidad a los demás, y luchar contra el sufrimiento que produce tanta soledad y tanta desgracia.

La curación tiene que ser agradecida y solidaria. Recordemos el caso de la suegra de Pedro. Al sentirse curada, se puso a servirles. Cuando Jesús cura nos dice que Él es el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador que ha venido a vencer el mal, lo malo y al maligno, o sea: la enfermedad, el pecado y el demonio. Jesús los curaba imponiendo las manos sobre cada uno. Actitud de respeto y amor hacia cada uno. Otras veces, como el caso del hombre poseído por un espíritu inmundo, que nos presenta el Evangelio para hoy, bastaba la autoridad de su Palabra para que los espíritus del mal abandonaran a sus víctimas. ¡El poder y autoridad de su Palabra!

El Evangelio es un regalo que enriquece la existencia: pero es un regalo que no se puede acaparar, un regalo que nos abre sin cesar hacia los otros. Dios no es sólo para mí, sino para que yo lo reparta. La curación, la gracia de Dios es para servicio de la comunidad de los creyentes. Esa es una de nuestras ocupaciones esenciales de Jesús, tuya y mía.

Cabe la pregunta: ¿Qué curación, dolor o problema, puedo yo contribuir a aliviar?

Cristo evangelizador. Cristo liberador. Cristo orante. Fijemos nuestros ojos en Él y aprendamos a vivir su mismo estilo de vida, y con la fuerza de su Palabra podremos vivir con HONESTIDAD para ayudar a otros a encontrar en Jesús su verdadera felicidad.

La Buena Nueva no sólo llega a las almas sino también a la materia, los cuerpos se renuevan. Todo comenzó con el pecado: el mal, el dolor, la muerte. Jesús ha venido a traernos la felicidad inicial del paraíso. Su obra es conseguir la felicidad para la humanidad. Todos los indigentes, enfermos encuentran en Él la sanación.

Seamos nosotros colaboradores de Cristo en esta misión y digamos como en el Salmo: “Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida”. Amén.

(Guía Litúrgica)

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