“Que podamos todos dejarnos guiar por el amor y la autoridad de Jesús”
Buenas noches, días, tardes, hermanos en Cristo. Hoy día oímos hablar de los profetas modernos y del mensaje que comunican. Aunque en el Antiguo Testamento Moisés fue el más grande mediador entre Israel y Dios, existía ya la promesa de un profeta aún mayor. Todos sabemos que Jesús es el Enviado de Dios; sus enseñanzas tienen el sostén de la autoridad, el amor y la verdad. Obedezcamos la Palabra de Dios a la vez que celebramos esta liturgia dominical. Cantemos, para recibir a los ministros de esta celebración.
Primera lectura: Dt 18, 15-20 (Suscitaré un profeta de entre sus hermanos)
La primera lectura de hoy tomada del libro del Deuteronomio, nos explica que el profeta es el mensajero de la Palabra de Dios. Es un mediador entre Dios y su pueblo. Moisés fue el gran profeta hasta la venida de Cristo, como leeremos en el Evangelio. Escuchemos.
Segunda lectura: 1 Cor 7, 32-35 (El célibe se preocupa de los asuntos del Señor)
El Apóstol Pablo, en su carta a los corintios, continúa hablando sobre la virginidad con referencia a la vocación religiosa. Según él, la virginidad es un don de Dios, un carisma dado por motivos apostólicos. Pongan atención a este importante mensaje.
Tercera lectura: Mc 1, 21-28 (Jesús les enseñaba con autoridad)
El evangelista san Marcos nos asegura que Jesús es el más grande expositor de la Palabra de Dios. El enseña con autoridad propia y no vicaria o delegada, de modo que hasta los demonios tienen que admitir su santidad y el poder de su palabra. Las palabras de Jesús los sorprendió a todos. Abramos nuestro corazón a esta Palabra. Cantemos el Aleluya.
El que preside: Hermanos, dirijamos nuestra Súplica ferviente a Dios padre. Él nos envió a su hijo a proclamar el mensaje de salvación, con palabras de paz y bien que siguen vigentes hoy a través de su evangelio. Digamos: “Señor, escucha nuestra plegaria”.
-Por el Papa y todos los ministros de la Iglesia para que todo su ministerio, el actuar y el predicar, lo realicen como quien tiene, autoridad de la misma forma que lo hizo Jesús. Roguemos al Señor.
-Por los que ejercen los diversos cargos públicos, para que sean honestos y no se dejen tentar por los ídolos del dinero, el poder y el espíritu inmundo de la corrupción. Roguemos al Señor.
-Por los creyentes, para que, confiados en la promesa de vida eterna junto a Dios, puedan vivir constantemente y sin distracciones en la presencia del Señor. Roguemos al Señor.
-Por nosotros, para que, en la escucha y la meditación de la Palabra comprendamos que Jesús tiene autoridad sobre todo, pues: “manda a los Espíritus inmundos y lo obedecen”. Roguemos al Señor.
El que preside: Tu sabiduría, oh Padre, nos ayude a seguir tus caminos para que estemos firmemente anclados a la esperanza que resplandece en Cristo el Señor que vive contigo por los siglos de los siglos. Amén.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”
(San Alfonso María de Ligorio).
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