II Semana del Salterio
- Primera lectura: Ex 22, 20-26: No debes perjudicar ni humillar, ni explotar.
- Salmo Responsorial: 17: Tú eres mi fortaleza, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
- Segunda lectura:1Tes 1, 5c-10: Recibieron el evangelio con alegría.
- Evangelio: Mt 22, 34-40: Amor a Dios, asimismo y al prójimo.
Color: VERDE
“AMAR A DIOS Y AL PROJIMO”
Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana
Estamos justo celebrando el trigésimo domingo del Tiempo Ordinario, muy cerca de finalizar este tiempo, y tanto la primera lectura del libro del Éxodo como el Evangelio de San Mateo nos revelan el compromiso que debemos tener con Dios y con sus cosas, al igual que el amor y el respeto al prójimo, son dos realidades que van de la mano y que una complementa la otra.
En esta lectura del libro del Éxodo podemos ver el celo que tiene Dios para con sus hijos más vulnerables: al decirnos, no oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fueron ustedes en Egipto. Hay veces que cuando estamos en bonanza y en bienestar nos olvidamos fácilmente lo que antes fuimos y por las necesidades y pruebas por las que hemos pasado en la vida.
No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Esta actitud por parte de Dios con relación a las viudas y a los huérfanos se deja sentir en la misma tradición bíblica, se siente un trato y un cuidado especial por parte de Dios, son visto con compasión y con un amor incuestionable.
Sigue Dios usando al escritor bíblico para afirmar por medio de su escritura: “Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses.” Aquí hay un ejemplo bíblico muy claro de cómo debe ser el préstamo a un hermano sin cargarle intereses, pues el interes no es provechoso para quien lo recibe ni para quien lo exige.
“Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo.” Aquí nos revela Dios que lo que es prestado hay que devolverlo a su dueño y no quedárnoslo, ya que hacer lo contrario es robo e injusticia en detrimento de un hermano. Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.
Por su parte en el Evangelio siguen las persecuciones en contra de Jesús al decirnos: que, en aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?” Él le dijo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”
Esteprimer mandamientotiene que ver directamente con el amor, respeto y la reverencia que estamos llamados a ofrendarle a Dios. Amarle sólo a él con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todo nuestro ser. Este mandamiento es el principal y el primero.
Por lo que vemos los fariseos le interesaba más poner a Jesús a prueba y en aprieto que el interes mismo de la pregunta por parte de ellos.
El segundo y no menos importante es semejante a él, es decir, al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas. Hemos afirmado más arriba que el primer mandamiento tiene que ver directamente con Dios y este segundo y no menos importante tiene que ver directamente con el prójimo con mi hermano.
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