Feria o Memoria Libre: San Juan Pablo II, Papa
Martes, 22 de octubre del 2024
- Primera lectura. Ef 2,12-22: “ya no son extranjeros ni forasteros, sino que son ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios”.
- Salmo responsorial. 84,9ab-10.11-12.13-14: “Dios anuncia la paz a su pueblo”.
- Evangelio. Lc 12,35-38:“Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela”.
Color: VERDE/BLANCO
«Gracias, Señor, por hacernos piedras vivas”
Amado Señor gracias por hacer crecer en nosotros el deseo de venir hasta ti, para escucharte a través de Tu Palabra. Envía Tu Espíritu Santo sobre nosotros para conocer y acoger Tu voluntad.
Hoy Dios, a través de San Pablo, nos recuerda cómo todos pertenecemos al Pueblo de Dios; no hay distinción de raza o cultura, el Señor vino abolir todo lo que nos separaba, para que por medio a su sangre derramada todos pudiéramos convertirnos en hijos de Dios. Hoy, al igual que ayer, Jesucristo trae esperanza a su pueblo, lo que nos lleva a tener una nueva vida, donde reina el amor y la paz que solo en Él podemos encontrar.
San Pablo también nos recuerda cómo todos nosotros, al hacernos hijos de Dios, nos convertimos en piedras que van conformando el templo consagrado al Señor. Cada uno de nosotros es importante para esta construcción, mientras más unidos estemos a Dios en pensamientos, palabras y obras, nos convertiremos en bloques fuertes; sin embargo, si nos alejamos de Él, seremos como paja que se lleva el viento que no podrán aportar a su templo.
Estar unidos a Dios a través de nuestra oración diaria, obedeciendo sus mandamientos y vivir en su voluntad, es estar preparados y con las lámparas encendidas. Nosotros somos lámparas que llevan la luz de nuestro Señor a los demás. Nuestro testimonio de vida donde reine la paz, el amor y la alegría, mostrarán el camino que los acerque a Jesucristo. También ser lámpara nos debe llevar al encuentro de aquellos que más necesitan, viendo a Dios en ellos, para acompañarlos, servirles y ayudarles en sus necesidades.
Jesús mismo nos ha enseñado a servir a los demás, nos ha dejado maneras de actuar a lo que nuestra Iglesia llama obras de misericordia y entre ellas tenemos: visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar a los presos, consolar al triste, orar por los vivos y los difuntos, entre otras. En total son catorce obras de misericordia, siete corporales y siete espirituales. Estas obras nos muestran cómo el Señor quiere que caminemos con fe, esperanza y caridad, sirviéndole a Él, a través de los necesitados, mientras esperamos por su venida. Esperar a que el Señor llegue no debe convertirse en fuente de ansiedad, sino el camino que nos lleve a vivir a plenitud según lo que Él quiere para nosotros.
Señor, ayúdanos a esperar confiados y sin temor el día de nuestro encuentro contigo, sabiendo que en esta vida Tú vas a nuestro lado, que no nos dejas solos. Gracias, Señor, por hacernos piedras vivas, que junto a otros hermanos nos hacemos fuertes en Ti para formar la Iglesia que nos acoge y nos cuida, mientras esperamos el encuentro contigo.
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