Domingo, 9 de junio del 2024. II Semana
- Primera lectura: Gen 3, 9-15: “Oí tu ruido en el jardín y me dio miedo”.
- Salmo Responsorial: 130(129): “Desde lo hondo a ti grito, Señor”.
- Segunda lectura: II Cor 4, 13-5,1: “Nuestro interior se renueva cada día”.
- Evangelio: Mc 3, 20-35: “El pecado contra el Espíritu”.
Color: VERDE
“Si escuchamos la Palabra de Dios nos convertimos en su familia”
Gran significado tiene en los labios de Jesús la frase que “una familia dividida no puede subsistir”. Recordemos a Jesús orando al Padre por sus discípulos y pidiendo en Jn 17, 21-23 especialmente que ellos sean “uno”, pero no de cualquier forma, sino como Dios es “uno”.
Podemos notar en este texto del Evangelio que hemos escuchado cómo los líderes religiosos, que están llamados a identificar a Dios y sus obras, en Jesús pretenden ver otra cosa; a quien viene de Dios lo ven como el enemigo de Dios.
La división tiene una característica muy particular, siempre está acusando y buscando responsable, tal como vemos en el Evangelio o en la primera lectura. Por esto, la reacción de Dios siempre va a ser de acogida, como hace una verdadera familia. Esta es la razón por la que nosotros, si escuchamos la Palabra de Dios nos convertimos en su familia, como acaba de decir Jesús.
¿Qué nos está apartando de la unidad de la familia de Dios? ¿Qué me está apartando de la familia que Dios me ha regalado en esta tierra? No olvidemos que una familia dividida no puede subsistir.
Pidamos al Señor por la unidad de los cristianos y la unidad de la familia, para que, guiados por la Palabra de Dios, alcancemos un día la unidad perfecta manifestada en la Santísima Trinidad.
(Guía Litúrgica)
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