Día de las madres, en la República Dominicana
Domingo, 26 de mayo del 2024
- Primera lectura: Dt 4,32-34.39-40: Guarda los mandamientos y tendrás vida.
- Salmo Responsorial: 32: Nosotros esperamos en el Señor.
- Segunda lectura: Rom 8,14-17: Recibieron un espíritu de hijos.
- Evangelio: Mt 28,16-20: Yo estoy siempre con ustedes hasta el fin de los tiempos”.
Color: BLANCO
“TRINIDAD Y MISIÓN”
La ocasión es oportuna para saludarles y orar a Dios por todos ustedes, para que sus planes familiares, laborales, profesionales o personales se cumplan para bien en Dios nuestro Padre. En este domingo tenemos la dicha de celebrar la Solemnidad a la Santísima Trinidad, Dios uno y Trino, una Naturaleza y Tres Personas. Celebramos también el día de Las Madres y de Las Pequeñas Comunidades, Es decir, que dichas celebraciones tienen un significado profundo para todos nosotros.
La Santísima Trinidad, gran misterio de nuestra fe y vivencia cristiana. Las madres ese ser especial, único, insustituible, tierno y amoroso que nos trajo al mundo por voluntad divina. Las pequeñas comunidades, ese pequeño espacio donde se vive, profesa y alimenta nuestra fe en un ambiente de hermandad, solidaridad y compartir fraterno.
Por su parte el Evangelio nos dirá: “En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.” Recordemos las palabras que le dijo Jesús a sus discípulos: “Vayan a Galilea y allí me verán”, es decir, que ir a Galilea e ir también al monte que ya el Maestro le había indicado es con un objetivo claro y con una misión específica y definida. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Son dos actitudes que podemos encarnar en la vida al ver al Señor, postrarnos, adorarlo, darle gracias, reconocer su grandeza y majestad. La otra actitud es dejarnos tentar, vacilar, dudar.
Estas realidades han estado presentes desde los inicios del cristianismo con mayor o menor impacto, ya sea en un aspecto positivo o en un aspecto negativo.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.” Con estas palabras Jesús logra dos cosas, primero: fortalece aún más la fe de aquellos que al verlo se arrodillan, caen y se postran ante su presencia y en segundo lugar destruye la duda, la inseguridad de todos aquellos que vacilaron al verle cara a cara. “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado.” Si nos fijamos el mandato misionero, dado como imperativo a los suyos, tiene lugar después que estos se han encontrado con Jesús y se han convencido de su poder, grandeza y majestad.
En todo este proceso nos damos cuenta que nadie puede dar lo que no tiene o lo que no ha recibido, para poder dar y ofrecer a Jesús antes hemos de tener una experiencia con él y haberle recibido a él.
“Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” Esta frase ultima y no menos importante corona la cercanía, seguridad, fe, certeza y confianza entre Jesús y sus amigos los discípulos, ante la misión y el trabajo misionero y apostólico que desde ese momento ellos asumían frente a Jesús.
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