Martes, 30 de enero del 2024
Color: VERDE
- Primera Lectura. II Sam 18, 9-10.14b.24-25a.30–19,3: “El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti!”.
- Salmo Responsorial: 85, 1-2.3-4.5-6: “Inclina tu oído, Señor, escúchame”.
- Evangelio. Mc 5, 21-43: “Contigo hablo, niña, levántate”
“La fe y la sanación en Jesús siempre caminan de la mano”
Hoy Jesús cura a dos personas: una mujer que sufría de hemorragia desde hace doce años y una niña de doce años que yace en cama muy enferma. El número doce explicado desde la teología católica se asocia comúnmente con la completitud, la estructura y la plenitud, representando a menudo la totalidad. Pues una mujer y una niña son tocadas y restauras por Jesús. La mujer, posiblemente desesperada, angustiada y sin más recursos apela con fe a lo único que le resta, Jesús. No logra alcanzarlo por la muchedumbre y apenas toca, a escondidas, el manto quedando curada. La otra, hija de Jairo, un líder religioso, es curada a través de la fe de su padre.
La fe y la sanación en Jesús siempre caminan de la mano. No ocurre una sin la otra. El toque compasivo y poderoso de la fe y la súplica sincera no solo arrancan el obrar del Dios de la vida, sino que aumentan la esperanza y confianza en el poder de Jesús. No siempre recibiremos lo que buscamos, pero nunca seremos defraudados. Lo antiguo, representado en la mujer, y lo nuevo en la nueva comunidad son sanadas por el maestro. Su mensaje y compasión nos desafían para que nosotros contribuyamos a la sanación y recuperación de antiguos y nuevos sistemas.
Nos vemos hoy confrontados también con la muerte que ocasionamos por nuestras ansias y deseos de poseer. Hoy son restauradas y sanadas dos personas, pero otra, Absalón hijo de David, muere trágicamente a causa de su resistencia, avaricia, deseos de poder y alejamiento a los planes de Dios. A pesar de su rebelión, David llora amargamente y lamenta la muerte de su hijo. Su amor de padre prevalece sobre el gozo de la victoria militar.
Somos personas movidas por las emociones y circunstancias de la vida. Algunos se acercan con fe al sanador de la vida mientras otros se sumergen en sus deseos humanos. Los primeros se sanan y los segundos mueren a la vida. Ante las dificultades podemos buscar ayuda, movernos hacia el bienestar y desafiar las adversidades depositando nuestra fe en el milagro del amor. No actuemos como Absalón. Nutrámonos de la fe de un padre – Jairo – y una mujer hemorroísa que toca, siente y sana.
(Guía Litúrgica)
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