Alberto Linero
Viernes, 26 de enero de 2024
Señor mío y Dios mío, al final del día mi corazón siente profundo agradecimiento por tu compañía, por tu amor. Gracias por recordarme que, en esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados (1 Jn 4,10).
Tú tomaste la iniciativa al enviar a tu Hijo a morir en la cruz. No solo eso, sino que estabas pensando en mí cuando enviaste a Jesús. Me conoces y me amas desde siempre.
Y esto debo tenerlo grabado en mi corazón: ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! (Is 49,15), y eso es amor, porque tu Palabra destila amor, revela amor… todo en Ti es amor. Amor de los amores.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
JESÚS TOMA MI VOLUNTAD, Y DAME LA TUYA✍
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