Color: VERDE o BLANCO

  • Primera Lectura. Ez 24, 15-24: “Ezequiel les servirá de señal: harán lo mismo que él ha hecho. Y, cuando suceda, sabrán que yo soy el Señor”.
  • Salmo Responsorial. Dt 32, 18-19.20.21: “¡Despreciaste a la Roca que te engendró!”
  • Evangelio. Mt 19, 16-22:“Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”.

El Papa Francisco comentando este evangelio nos dice: “El pasaje evangélico de hoy podría llevar el título: «El itinerario desde la alegría y la esperanza a la tristeza y la cerrazón en sí mismo». Ese muchacho, en efecto, quería seguir a Jesús y al verlo fue a su encuentro, entusiasmado, para plantearle la pregunta: “¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”. A quien el Señor, tras la invitación a vivir los mandamientos, exhorta: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo». Y el joven, «frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico». Del entusiasmo a la tristeza: «Quería seguir a Jesús y se marchó por otro camino». ¿El motivo? «Estaba apegado a sus bienes. Tenía muchos bienes. Y en el balance vencieron los bienes».”

El joven rico no lo aceptó. El evangelista Marcos, muy descriptivo, dirá que “frunció el entrecejo”, “contrajo la cara” al oír esto. Los tres evangelistas recogen el motivo: “porque tenía muchos bienes”. No hubo respuesta. Sólo fue su rostro ensombrecido y su “marcha.” Los ojos de Cristo, que le “amaron,” le vieron irse sin responder nada más.

A este joven le parece excesivo el precio que tiene que pagar para entrar en el discipulado de Jesús, porque era muy rico. Él esperaba de Jesús otra propuesta: que le hubiese mandado hacer obras buenas, dar limosna en mayor cantidad, algo que pudiese hacer desde su riqueza sin perturbar para nada su vida. Para ser discípulo de Jesús se pide que el hombre entero —sin distinción entre lo que él es y lo que tiene— siga los caminos del Maestro y llegue, cuando la voluntad de Dios así se exprese, a renuncias totales, a la total desunión de aquello en lo que el hombre suele apoyarse, teniendo como motivación última y total «el reino de los cielos».

La negativa del joven a vender sus bienes permite a Jesús comunicar una enseñanza general sobre el peligro inherente en las riquezas, siempre en vistas a la vida eterna (vv. 23-26). Sus palabras suscitan dos preguntas diferentes en los discípulos. La primera llena de turbación: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» (v. 25); en cambio, la segunda -expresada por Pedro- tiene todavía como centro el fin por el que tiene sentido renunciar a las riquezas. Ese fin es la vida eterna, y, todavía antes, una más profunda y auténtica comunión con Dios y con todos los hombres. Para emplear otra expresión presente en el fragmento, el fin es la consecución de la «perfección» (v. 21). Lo que aquí se dice de la perfección, puede aplicarse a todos los discípulos y los une sin hacer diferencias.

He aquí, pues, la invitación a abandonarnos confiados al Dios de lo imposible, capaz de encender en nuestro pequeño corazón la llama ardiente de su amor, venciendo toda resistencia y apego a los bienes pasajeros.

(Guía Litúrgica)

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REFLEXIONANDO LA PALABRA

XX Semana.  Tiempo Ordinario

(Memoria Libre: San Juan Eudes, Presbítero o San Ezequiel Moreno, Obispo)

Lunes, 19 de agosto del 2024

Color: VERDE o BLANCO

Entrada:

Apreciados hermanos en Cristo Jesús que es nuestra alegría, muy buenos días.

La negativa del joven a vender sus bienes permite a Jesús comunicar una enseñanza general sobre el peligro inherente en las riquezas, siempre en vistas a la vida eterna. Sus palabras suscitan dos preguntas diferentes en los discípulos, En cambio, la segunda expresada por Pedro tiene todavía como centro el fin por el que tiene sentido renunciar a las riquezas. Ese fin es la vida eterna, y, todavía antes, una más profunda y auténtica comunión con Dios y con todos los hombres.

Entonces harán lo que yo he hecho: no se embozarán la cara ni comerán el pan del duelo

Lectura del Profeta Ezequiel (24,15-24)

Los hijos e hijas que dejaron caerán a espada.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (19,16-22)

La invitación a abandonarnos confiados al Dios de lo imposible, capaz de encender en nuestro pequeño corazón la llama ardiente de su amor, venciendo toda resistencia y apego a los bienes pasajeros.

Oración Universal:

Presidente: A Dios misericordioso que quiere que todos los hombres alcancen la vida eterna, dirijamos nuestra oración: “Ilumínanos, Señor, con tu Palabra”.

1.- Por la Iglesia: que sea en el mundo signo de la sobriedad con la que todo discípulo de Cristo debe vivir para no aferrar el corazón a las riquezas de este mundo. Roguemos al Señor.

2.- Por todos los cristianos que aún no han elegido al Señor de una manera radical: que el Espíritu Santo les conceda la fortaleza para hacer el esfuerzo para dejar todo y seguirlo solo a Él. Roguemos al Señor.

3.- Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y los religiosos: que sean testimonio creíble de una pobreza no solo profesada, sino vivida como elección, para seguir las huellas de Jesús que se ha hecho pobre por nosotros. Roguemos al Señor.

4.- Por los jóvenes: que tengan el coraje de hacer silencio a su alrededor y dentro de sí, para que puedan surgir las preguntas que nacen en lo profundo del corazón que busca el sentido propio de la existencia. Roguemos al Señor.

Presidente: Te damos gracias, Señor, por la generosidad con la que nos invitas a todos al seguimiento de tu Hijo Jesús haz; que conservemos la libertad del corazón para seguirlo a Él, que vive y ama por los siglos de los siglos. Amén.

Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com

COMUNIÓN ESPIRITUAL

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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