Sábado, 17 de agosto del 2024
Color: VERDE
- Primera Lectura. Ez 18, 1-10.13b.30-32: “Conviértanse y vivirán”.
- Salmo Responsorial. 50, 12-13.14-15.18-19: “Oh Dios, crea en mí un corazón puro”
- Evangelio. Mt 19, 13-15: “no impidan a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los cielos”.
“Seremos más felices cuando pongamos en Él nuestra confianza y nuestra seguridad”
Qué gran mensaje: A los Apóstoles ya maduros y de edad, el Señor dice: «Si ustedes no cambian y vuelven a ser como este niño, no entrarán en el Reino de los cielos» (Mt 18,3-4)… Les estimula a recuperar la infancia, a fin de que… renazcan a la inocencia del corazón. «El que no nace del agua del Espíritu, no puede entrar en el Reino de los cielos» (Jn 3,5).
A muchos hoy le parecería un insulto ser invitados a ser como niños, pues su orgullo les nubla la razón. No quieren ser tenidos por frágiles, débiles, etc. Para los adultos las «cosas de niños» representan un segundo plano, no son importantes. Avanzando en años, y con la experiencia de la vida, comenzamos a ver las «cosas de niños» como comportamientos superados. Por nuestra ansia de dejar atrás todo infantilismo nos olvidamos de todo lo bueno que tiene la niñez: como la pureza, la simplicidad, la sinceridad de sentimientos, que son justamente las virtudes que Jesús valora más. Si somos complicados, ambiguos o poco coherentes, ¿no será porque no hemos sabido conservar el tesoro de nuestra infancia?
Muchas personas viven siempre como amargadas, demasiado angustiadas por sus problemas económicos, por la situación en el trabajo o en la familia, etc. Creen tener el deber de resolver todo ellos solos, olvidando que Dios está siempre presente y nos ayuda. Sin embargo, toma otra dimensión cuando miramos a Dios.
Seremos más felices cuando pongamos en Él nuestra confianza y nuestra seguridad. Si tuviésemos más fe, y dejásemos a Él el timón de nuestras vidas, encontraríamos de nuevo esa serenidad que ansiamos y que parece que perdimos de nuestra infancia.
Enséñame, Jesús, a mirar con tus ojos a los niños, enséñame a maravillarme en ellos, enséñame a cuidar de ellos, quiero ver tu rostro en cada uno y aprender de estos «maestros de la vida». No tengamos miedo a volver a la inocencia de quien se pone enteramente en manos de su Creador.
(Guía Litúrgica)
Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, únete a este grupo: https://chat.whatsapp.com/LpG5T2vq07kFMUGgU8WeUc
Para donaciones: https://www.paypal.me/padredomingovasquez