Pbro. Felipe de Jesús Colón Padilla (Párroco de la Parroquia Jesús Maestro)
Nuestros pastores, preocupados de cómo se concibe el sentido de justicia y honestidad, tanto en la sociedad dominicana como aquellos que han sido elegidos para impartir justicia al que a delinquido, nos han enviado un oportuno mensaje, invitándonos a la reflexión, con motivo del 179º aniversario de nuestra Independencia Nacional.
Esta vez el mensaje de los miembros de la Conferencia del Episcopado Dominicano, tiene como título: “Seamos honestos y practiquemos la justicia”. El mensaje tiene cuatro capítulos, esparcido en veintitrés numerales.
No está de más señalar que significa la palabra honestidad, la cual podemos definirla como es el estado de la persona que es virtuosa, es decir, que en su modo de pensar y actuar es justa, prudente, templada, caritativa, de esperanza, de fe, etc. Y la justicia es, ante todo, una disposición interior del alma que nos inclina de un modo constante a dar a cada cual lo que se le debe. Para Santo Tomás de Aquino, el derecho es el fundamento de la justicia.
En su introducción, los pastores, nos recuerdan cual era uno de los grandes sueños de los padres de la Patria, lograr una República Dominicana fundada en los valores de la libertad, la paz y la justicia. Juan Pablo Duarte junto a sus compañeros lo tenía bastante claro.
Veamos en resumen cuáles situaciones son de gran preocupación para nuestros obispos, que amerita que los tres poderes del Estado y la sociedad, actúen con firmeza:
Experimentamos, como nación, una acelerada situación de violencia, inseguridad, intolerancia e irrespeto a la dignidad de la persona. Ha aumentado la avaricia, el deseo de obtener riquezas de manera fácil y rápida y la indiferencia frente al valor de la justicia como fundamento de la paz, la estabilidad social.
Ante realidad actual de la justicia la y la aplicación honesta, los obispos ven con beneplácito los esfuerzos que se están realizando en la reforma del sistema judicial dominicano, cuyos retos se han plasmado en tres ejes fundamentales, a saber: a) Una justicia para todos, que descansa en los valores de la dignidad de la persona y el acceso e inclusión de todos. b) Un servicio judicial oportuno y eficiente, a partir de los valores de diligencia, certeza y rapidez. c) Integridad para una justicia confiable, inspirada en los valores del cumplimiento de reglas, rendición de cuentas y empoderamiento.
Es tarea pendiente la independencia de los jueces, la despolitización de la justicia y el hacer de la honestidad y la transparencia su estandarte a seguir.
Los mitrados, además quieren motivar a un compromiso social encaminado al fortalecimiento de nuestro sistema de justicia, con firmes propósitos, por ejemplo: Cumplimiento de las leyes. La denuncia de los males que afectan nuestro entorno. Ser honestos en nuestro comportamiento privado y público. Apoyando y animando a los ciudadanos justos y honestos que trabajan. Rechazando los actos de corrupción. Que la justicia sea igual para todos, para no dar lugar a la impunidad. La familia debe contribuir a la formación de un buen ciudadano en los valores y virtudes esenciales para la sana convivencia social. Que la Virgen María, bajo las advocaciones de Nuestra Señora de la Merced, Patrona del Pueblo dominicano, y Nuestra Señora de la Altagracia, Madre Protectora, nos auxilie en la vivencia de la honestidad y la práctica de la justicia.
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