Moniciones: XVI Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

Color: VERDE

  • Primera Lectura. Is 26, 7-9.12.16-19: “Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú”.
  • Salmo Responsorial. 101, 13-14ab.15.16-18.19-21: “El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra”.
  • Evangelio. Mt 11, 28-30: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré”.

Queridos hermanos en la fe muy buenos días/tardes o noches.

El profeta Isaías nos recuerda que, incluso en la noche de nuestra desesperación, el anhelo de nuestra alma debe estar dirigido hacia Dios, quien tiene el poder de darnos la paz que sobrepasa todo entendimiento.

En el Evangelio según San Mateo, Jesús ofrece un mensaje de esperanza y consuelo. «Vengan a mí, todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo los aliviare».

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia búsqueda de justicia y paz en medio de las tribulaciones.

Jesús nos invita a llevar nuestras cargas a Él, prometiendo un yugo suave y una carga ligera.

Presidente: Con la certeza de la promesa de Jesús, llevemos a Él toda la humanidad cansada y oprimida, para que todas las personas encuentren su descanso.  Oremos juntos: “Atráenos a ti, Señor”.

1.- Por los sacerdotes cansados y fatigados en su ministerio: que puedan encontrar en el Señor y en la amistad fraterna el apoyo y la energía para gastarse nuevamente y con entusiasmo en favor del Evangelio. Roguemos al Señor.

2.- Por los pueblos oprimidos, por los hombres, las mujeres y los niños sometidos a diversas formas de esclavitud: que el Señor escuche su grito silencioso y venga pronto en su ayuda para liberarlos de sus de sus opresores. Roguemos al Señor.

3.- Por los que viven en un estado de depresión que hace pesada la vida cotidiana: que el Señor consuele y dé ánimo a todos los que ya no tienen la fuerza de seguir adelante y por sí solos. Roguemos al Señor.

4.- Por nuestra comunidad: que sepa atender a las personas que sufren, con la cercanía, el cuidado y la oración que conduce a Dios. Roguemos al Señor.

Presidente: Te pedimos, Padre, que nos concedas poner en práctica la invitación de tu Hijo que quiere llevarnos de nuevo hacia Él, para que podamos ser mansos y humildes de corazón, y encontrar reposo en nuestra vida.  Él que vive y ama por los siglos de los siglos. Amén.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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