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  • Primera Lectura. Hch 16, 11-15: “Si están convencidos (de) que creo en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa”.
  • Salmo Responsorial: 149, 1-2. 3-4.5-6a y 9b: «El Señor ama a su pueblo”.
  • Evangelio. Jn 15, 26-16,4a:Les he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, se acuerden (de) que yo se lo había dicho”.

La gracia de Dios nuestro Señor nos acompañe siempre.

Sabemos que Pablo solía proclamar el Evangelio primero a los judíos. A lo mejor, Pablo no encontró allí una sinagoga. Pero sí había un grupo de mujeres que se habían reunido para orar el día sábado y que adoraban al Dios verdadero, según la costumbre judía.

En el Evangelio de Juan, Jesús promete a sus discípulos que les enviará el Espíritu Santo como “Consolador” para ayudarlos en su misión de dar testimonio del Evangelio.

Esa promesa se cumplió el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos y les dio poder para hablar en lenguas y testificar la resurrección de Jesucristo.

La vida de Lidia, y la de su familia, cambió por la gracia de Dios.

El Espíritu Santo es enviado por Dios para estar con nosotros, consolarnos y guiarnos en nuestras vidas. Jesús afirma que el Espíritu Santo enseñará todas las cosas y recordará a sus discípulos lo que les dijo.

El que preside: A Dios Padre, que nos llamas a ser testigos de su Hijo, dirijamos nuestra oración.  Digamos: “Quédate con nosotros señor.

1.- Por todos los adultos que han recibido hace poco el sacramento del bautismo, para que la Iglesia sean fermento de la vida nueva que les ha sido donada a través del envío generoso y humilde a la comunidad.  Roguemos al Señor.

2.- Por los sacerdotes y por todos los consagrados, para que no se cansen de buscar a los que están alejados, para llevarles el anuncio de la salvación.  Roguemos al Señor.

3.- Por los cristianos que viven con inquietud una fe apagada, rutinaria, para que el Señor ponga en su camino cristianos felices que vivan con alegría su encuentro con el Resucitado, para que su testimonio pueda ayudarles a encontrar la paz.  Roguemos al Señor.

4.- Por los que padecen violencia y persecución a causa de Cristo, para que no olviden que el Señor no los deja solos y que encuentren fuerza y Consuelo en la presencia del Espíritu.  Roguemos al Señor.

El que preside: Señor, que nos has prometido tu Espíritu para guiarnos en la vida, haz que podamos llevar tu anuncio con coraje y en la verdad.  Tú eres Dios y vives y amas por los siglos de los siglos.  Amén.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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