• Primera lectura. Jon 3, 1-10: “Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo”.
  • Salmo Responsorial. 50, 3-4.12-13.18-19: Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias”.
  • Evangelio Lc 11,29-32: “Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación”.

Color: MORADO

“Jesús dio su vida para salvar la nuestra”

ENTRADA

Hermanos todos reciban un saludo fraterno en Jesucristo.

El inicio del mes de marzo nos encuentra con la primera semana de la cuaresma. Es una hermosa oportunidad para acercarnos al Señor de la misericordia y pedirle que limpie nuestro corazón como nos dice el salmo responsorial de hoy, pues “un corazón quebrantado y humillado” el Señor no lo desprecia.

La liturgia de la Palabra de hoy nos presenta al profeta Jonás, cuya vida y muerte prefigura la de Jesús. A Jonás le corresponde anunciar un pregón de conversión al pueblo de Nínive, y en el Evangelio, Jesús nos lo presenta como la señal que dará a esta “generación malvada”.

Lectura del Profeta Jonás (3, 1-10)

Jonás fue un medio de conversión. En su predicación advierte a los ninivitas, y éstos se convierten, y se cubren con saco y cenizas.

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 11, 29-32

La señal que Jesús dará a los “malvados” de cada generación es su muerte y resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del increíble amor de Dios por nosotros.

Oración Universal:

El que preside: Oremos al Señor, nuestro Dios, que dispuso darnos su gracia por medio de Jesucristo.

1.   Por la Iglesia, para que fortalecida con el pan de la Palabra de Dios no caiga en la tentación de confiar en poderes y medios extraños a su misión en el mundo. Roguemos al Señor.

2.    Por los creyentes que toman en serio la catequesis de adultos para que crezcan y maduren en la fe. Roguemos al Señor.

3.    Por los pueblos que, por carencia de medios, no pueden solucionar sus graves problemas, para que encuentren la ayuda fraterna de los países más desarrollados. Roguemos al Señor.

4.    Por nosotros, aquí reunidos, que hemos escuchado “no solo de pan vive el hombre”, para que se nos despierte el hambre de la Palabra de Dios.  Roguemos al Señor.

El que preside: Señor, Dios nuestro, tu Hijo Jesucristo, el nuevo Adán, con su obediencia hasta la muerte en la cruz ha merecido para todos el don gratuito del perdón; escucha ahora nuestras súplicas, perdona nuestras culpas y devuélvenos la alegría de tu salvación.  Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

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