Memoria Obligatoria: San Juan María Vianney (Cura de Ars), Presbítero
(En República Dominicana se celebra este día por disposición de la Conferencia Episcopal)
Jueves, 8 de agosto del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura. Jr 31, 31-34: “Miren que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva”.
- Salmo Responsorial. 50, 12-13.14-15.18-19: “Oh Dios, crea en mí un corazón puro”
- Evangelio. Mt 16, 13-23: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará”.
“Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia”
«Si comprendiéramos bien lo que es un sacerdote en la tierra, moriríamos: no de miedo, sino de amor«. La vida de San Juan María Vianney está resumida en este pensamiento suyo. Conocido como «el Santo Cura de Ars», Juan María Vianney nació el 8 de mayo de 1786 en Dardilly, cerca de Lyon, Francia. Sus padres eran agricultores y lo orientaron desde muy joven a trabajar en el campo, tanto fue así que Juan llegó a los 17 años, todavía analfabeto. Sin embargo, gracias a las enseñanzas cristianas de su madre, aprendió muchas oraciones de memoria y vivió un fuerte sentido de fe.
Su superación personal y religiosa fue una gracia del cielo. Su humildad, su predicación, su discernimiento y saber espontáneos, y su capacidad para forjar el arrepentimiento de los penitentes por los males cometidos fueron singulares. Administrador del sacramento de la penitencia durante cuatro décadas a razón de más de diez horas diarias, llegó a hacerlo entre dieciséis y dieciocho horas por día durante trece años, desde 1830 hasta que enfermó en 1843.
En su artículo «¿Cómo responde la Iglesia al suicidio?» Shaun McAfee hace referencia a un incidente descrito en el libro Cure of Ars: […] una mujer dijo a Vianney que estaba devastada porque su esposo se había suicidado. Quería acercarse al gran sacerdote, pero su fila a menudo duraba horas y ella no podía alcanzarlo. Estaba lista para rendirse y en un momento de visión mística […] Vianney exclamó a través de la multitud: «¡Él está salvo!» La mujer se mostró incrédula, así que el santo repitió, enfatizando cada palabra: «Te digo que está salvo. Está en el purgatorio, y debes orar por él. Entre el parapeto del puente y el agua tuvo tiempo de hacer un acto de contrición”.
Cuanto anhelan los fieles de hoy pastores como el Cura de Ars, cercano, humilde, lleno de gracia. Pastores con “olor a Ovejas”, como ha dicho el Papa Francisco.
En el Evangelio de hoy las tres metáforas que utiliza Jesús, son en sí muy claras: Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; tendrá las llaves del reino de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca oportuno; por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o quitar lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo. Siempre es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Bendiciones.
(Guía Litúrgica)
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