Homilía: Domingo de PENTECOSTÉS. Ciclo B

Color: BLANCO

  • Primera Lectura. Hch 25, 13-21: “se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo”.
  • Salmo Responsorial. 102, 1-2.11-12.19-20ab: “El Señor puso en el cielo su trono”.
  • Evangelio. Jn 21, 19-19: “Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero”.

Desde el primer contacto del nuevo procurador con las autoridades judías de Jerusalén no cabe duda (de) que el caso de Pablo debió de presentarse como un grave caso pendiente de solución y, aunque descartando de momento su propuesta subrepticia, se dispuso con rapidez una nueva vista de su proceso en Cesarea.

Una vez más se nos informa de la acusación y de la autodefensa de Pablo en términos semejantes al proceso anterior. El Dios en quien creía Pablo no era el dios de la fatalidad y de los destinos trenzados al margen de las decisiones humanas, sino el Dios que salva y teje la historia a través de los hombres. Es peligroso pensar que el futuro de la Iglesia y la solución de sus graves problemas serán únicamente el resultado de la gracia y de una plegaria alienadora, y (de) que no entra en los planes de Dios la acción de los hombres que planean y actúan con clarividencia histórica.

Ya habíamos leído este relato de aparición en la primera semana de Pascua -por tanto, el final de la Pascua conecta con su principio- pero hoy escuchamos el diálogo «de sobremesa» que tuvo lugar después de la pesca milagrosa y el encuentro de Jesús con los suyos, con el amable desayuno que les preparó.

El diálogo tiene como protagonista a Pedro, con las tres preguntas de Jesús y las tres respuestas del apóstol que le había negado. Y a continuación Jesús le anuncia «la clase de muerte con que iba a dar gloria a Dios».

La escena junto al lago de Tiberíades fue una gran lección para Pedro y para nosotros. Él había afirmado en la Ultima Cena que, aunque todos abandonaran a Jesús, él no lo abandonaría. Pero luego lo negó tres veces, jurando que ni le conocía. Ahora, a la pregunta de Jesús: «Pedro, ¿me amas más que éstos?», tiene que contestar con mucha más humildad: «Señor, tú sabes que te quiero». Se cuida mucho de no añadir que «más que los demás».

Pedro, el apóstol impulsivo, que quería de veras a Jesús, aunque se había mostrado débil por miedo a la muerte, tiene aquí la ocasión de reparar su triple negación con una triple profesión de amor. Jesús le rehabilita delante de todos: «apacienta mis corderos… apacienta mis ovejas». A partir de aquí, como hemos visto en el libro de los Hechos, Pedro dará testimonio de Jesús ante el pueblo y ante los tribunales, en la cárcel y finalmente con su martirio en Roma.

(Guía Litúrgica)

Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, únete a este grupo: https://chat.whatsapp.com/KUofplJqn9v4YmiOuRpJF0

Lecturas      Homilías     Moniciones    Oración de la noche

Anote este número. 829 694 1948 y este correo-e: aire96fm@gmail.com y escríbanos para mantenerse informado de las novedades y actualizaciones de esta página  ¿Le gustaría recibir nuestro boletín semanal por correo electrónico?

Suscríbete entrando aquí. Queremos orar contigo, llena el siguiente formulario y estaremos orando por ti y tus necesidades. Dios es quien hace la obra, nosotros te acompañamos clamando por ti: AQUÍ.

Encuentro de Comunicadores Santo Domingo Este

Me preguntan: ¿Hay que tener miedo a la Inteligencia Artificial?

ES NECESARIO SABER LAS VERDADES DE LA VIDA

Raúl Berzosa, destino (temporal) Málaga

Escuche aquí el Evangelio para HOY