Viernes, 8 de septiembre del 2023

Color: BLANCO

  • Primera Lectura. Miq 5, 1-4a: “Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz”.
  • Salmo Responsorial. 12, 6ab.6cd: “Desbordo de gozo con el Señor”.
  • Evangelio. Mt 1, 1-16.18-23: “Mira: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros.

Bendita entre todas las mujeres

¡Cómo la obra de Dios está entretejida en la historia humana, y cómo Dios actúa en el secreto y en el silencio de cada día! Al mismo tiempo, vemos su seriedad en cumplir sus promesas. Incluso Rut y Rahab (cf. Mt 1,5), extranjeras convertidas a la fe en el único Dios (¡y Rahab era una prostituta!), son antepasados del Salvador.

El Espíritu Santo, que había de realizar en María la Encarnación del Hijo, penetró, pues, en nuestra historia desde muy lejos, desde muy pronto, y trazó una ruta hasta llegar a María de Nazaret y, a través de Ella, a su hijo Jesús. «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel» (Mt 1,23). ¡Cuán espiritualmente delicadas debían ser las entrañas de María, su corazón y su voluntad, hasta el punto de atraer la atención del Padre y convertirla en madre del “Dios-con-los-hombres”! Él que tenía que llevar la luz y la gracia sobrenaturales para la salvación de todos. Todo, en esta obra, nos lleva a contemplar, admirar y adorar, en la oración, la grandeza, la generosidad y la sencillez de la acción divina, que enaltece y rescatará nuestra estirpe humana implicándose de una manera personal.

Más allá, en el Evangelio de hoy, vemos cómo fue notificado a María que traería a Dios, el Salvador del Pueblo. Y pensemos que esta mujer, virgen y madre de Jesús, tenía que ser a la vez nuestra madre. Esta especial elección de María —«bendita entre todas las mujeres» (Lc 1,42)— hace que nos admiremos de la ternura de Dios en su manera de proceder; porque no nos redimió —por así decirlo— “a distancia”, sino vinculándose personalmente con nuestra familia y nuestra historia.

¿Quién podía imaginar que Dios iba a ser al mismo tiempo tan grande y tan condescendiente, acercándose íntimamente a nosotros? La fiesta de la Natividad de la Virgen María, aunque no se mencione en la Biblia, el día y el mes en que nació, es una fiesta que se desprende, de la más elemental lógica humana. La Madre del Redentor, Nuestro Señor Jesucristo, debió tener un nacimiento en un día y en un mes en concreto. La Iglesia, inspirada por el Espíritu Santo, coloca el nacimiento de la Madre de Dios en este día 8 de septiembre. Al conmemorar esta fiesta, nos está diciendo muchas cosas. Veamos:

  • Que su nacimiento, marca y da inicio a los planes de salvación de Dios Padre y creador. Que ella, la Madre de Jesús, es tan humana como nosotros; es decir, que ella es de nuestra misma condición, plenamente humana. Que es una mujer, de un pueblo, como tú y como yo, que es una mujer de fe, llena de esperanza y de mucho amor. Que supo ponerse en entera disposición a lo que el Señor le pudiese pedir. Por su Sí incondicional, se realiza el plan de salvación.
  • Con su nacimiento abre el camino para que los proyectos y planes salvíficos se hagan realidad. Su nacimiento es una apertura hacia la vida de Gracia y santidad a la cual, Dios nos llama y de la cual María nos da ejemplo.

Celebremos con gozo esta fiesta y regocijémonos porque la que dijo Sí al Señor, está entre nosotros.

(Guía Litúrgica)

Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, únete a este grupo: https://chat.whatsapp.com/KUofplJqn9v4YmiOuRpJF0

Lecturas      Homilías     Moniciones    Oración de la noche

Anote este número. 829 694 1948 y este correo-e: aire96fm@gmail.com y escríbanos para mantenerse informado de las novedades y actualizaciones de esta página  ¿Le gustaría recibir nuestro boletín semanal por correo electrónico? Suscríbete entrando aquí. Queremos orar contigo, llena el siguiente formulario y estaremos orando por ti y tus necesidades. Dios es quien hace la obra, nosotros te acompañamos clamando por ti: AQUÍ.

LA PRESENCIA DE DIOS EN TIEMPOS DIFÍCILES

NOS MUDAMOS DE CASA

Escuche aquí el Evangelio para HOY