Jueves, 28 de marzo del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura. Éx 12, 1-8.11-14: “Este día será para ustedes memorable, en él celebrarán la fiesta al Señor”.
- Salmo Responsorial: 115, 12-13.15-16bc.17-18: “El cáliz de la bendición es la comunión con la sangre de Cristo”.
- Segunda lectura. 1 Cor 11, 23-26: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; hagan esto cada vez que beban, en memoria mía”.
- Evangelio. Jn 13, 1-15: “Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros”.
“Hagan esto en memoria mía”
En este sagrado Jueves Santo, celebramos la Misa de la Cena del Señor, en la que recordamos los momentos sublimes en los que Jesús instituyó dos de los sacramentos fundamentales para nuestra fe: la Eucaristía y el Sacerdocio. A través de las lecturas que hemos escuchado, se nos revela la profundidad del amor de Dios y la llamada a vivir ese amor en nuestras vidas.
La primera lectura, tomada del libro del Éxodo, nos transporta al tiempo en que el pueblo de Israel estaba cautivo en Egipto. Dios, en su infinita misericordia, les instruye a sacrificar un cordero y a marcar sus puertas con su sangre. Esta sangre se convierte en un signo de protección y liberación. En la última Cena, Jesús, el Cordero sin mancha, instituirá la Eucaristía, ofreciéndose a sí mismo como alimento para nuestra redención.
El Salmo responsorial nos recuerda la respuesta del pueblo a la acción salvadora de Dios: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre”. Que nuestra respuesta a la generosidad divina sea la misma: elevar nuestras vidas como una ofrenda, invocando siempre el nombre del Señor.
En la segunda lectura, tomada de la carta de San Pablo a los Corintios, el Apóstol nos transmite las palabras que recibió del Señor sobre la institución de la Eucaristía. “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. En cada celebración eucarística, participamos en el misterio de la redención, recordando y actualizando el sacrificio de Cristo en la cruz.
El Evangelio según San Juan nos lleva al corazón de la última Cena, donde Jesús, lleno de amor y humildad, realiza el gesto conmovedor del lavatorio de los pies. Este acto nos enseña la importancia del servicio desinteresado, la humildad y la disposición para servir a los demás. Nos invita a imitar a Jesús, quien vino “no para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos”.
Asimismo, en este día, celebramos el don del sacerdocio, instituido por Cristo para perpetuar su presencia en la Eucaristía y guiar a su pueblo. Recordemos en nuestras oraciones a nuestros sacerdotes, quienes, siguiendo el ejemplo de Cristo, dedican sus vidas al servicio de la comunidad y nos conducen hacia la salvación.
Que este Jueves Santo nos inspire a vivir con gratitud, humildad y servicio, imitando el amor generoso de nuestro Señor Jesucristo. Que podamos experimentar la presencia viva de Cristo en la Eucaristía y encontrar en el servicio a los demás la grandeza de corazón. Amén.
(Guía Mensual)
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