Martes, 26 de marzo del 2024
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- Primera Lectura. Is 49, 1-6: “El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre”.
- Salmo Responsorial: 70, 1-2.3-4a.5-6ab.15 y17: “Mi boca contará tu salvación, Señor”.
- Evangelio. Jn 13, 21-33.36-38:“Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”.
“Aprendamos a confiar en la misericordia divina”
Hoy, en este bendito Martes Santo, reflexionamos sobre las Sagradas Escrituras que nos guían en nuestro camino hacia la celebración del Triduo Pascual, el corazón mismo de nuestra fe cristiana.
En este día, las lecturas nos ofrecen una visión profunda y significativa de la obra redentora de Dios y la importancia crucial de este momento en nuestra preparación para la celebración de la Resurrección.
En la primera lectura, tomada del libro de Isaías (Isaías 49,1-6), el profeta nos presenta la figura del Siervo del Señor, elegido desde el seno materno para llevar a cabo una misión divina. Este Siervo, destinado a ser una luz para las naciones, nos recuerda la voluntad de Dios de redimir a toda la humanidad.
En este Martes Santo, somos llamados a reconocer que, a través de los eventos que estamos por conmemorar en los próximos días, Cristo se revela como el Siervo obediente que entrega su vida por la salvación de todos nosotros.
El Salmo Responsorial nos invita a proclamar la confianza en Dios, quien es nuestra roca y nuestro refugio. En este día sagrado, elevamos nuestros corazones en acción de gracias, reconociendo que la salvación viene solo de Él. Nuestras bocas resuenan con las palabras del salmista: “Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación”, porque hoy, más que nunca, experimentamos la realidad de esa salvación que se nos ofrece a través del sacrificio amoroso de Jesucristo.
El Evangelio según San Juan nos presenta el momento dramático en el que Jesús anuncia la traición de uno de los suyos. Este pasaje nos sumerge en el misterio del amor divino que se manifiesta en la entrega total de Cristo. En esta última cena, Jesús establece el sacramento de la Eucaristía, un regalo inigualable que nos conecta de manera profunda con su sacrificio redentor.
Hoy, en este Martes Santo, se nos presenta una oportunidad única de sumergirnos en la contemplación de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo. Nos preparamos para caminar con Él en los próximos días, desde la última cena hasta la cruz, para experimentar la plenitud de su amor redentor y la esperanza de la Resurrección.
Que este día nos inspire a renovar nuestro compromiso con Cristo, a acercarnos a la Eucaristía con humildad y gratitud, reconociendo el regalo incomparable que recibimos. Que, al igual que Pedro, aprendamos a confiar en la misericordia divina, incluso en medio de nuestras debilidades. Que el Martes Santo sea para nosotros un paso significativo en nuestra preparación espiritual para el Triduo Pascual, donde encontraremos la plenitud de la vida nueva en Cristo resucitado.
Que la gracia del Señor Jesús, el Siervo obediente, guíe nuestros corazones en este día sagrado y nos prepare para recibir con alegría la luz de la Resurrección.
(Guía Litúrgica)
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