Sábado, 20 de abril del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura. Hch 9, 31-42: “Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y haz la cama”.
- Salmo Responsorial: 115, 12-13.14-15.16-17: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”.
- Evangelio. Jn 6, 60-69: “Tú tienes Palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios”.
“¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”
Según nos narra el evangelista san Juan, todos somos hijos de Dios y como hijos todos estamos llamados a la santidad, pero muchos eligen otros caminos que no son propios del amor del Padre. El Espíritu de Dios es quien da vida, y quienes acogen estas palabras de vida con un corazón sincero y humilde son capaces de obrar con la fuerza del Espíritu Santo, ya que es el que obra a través de nosotros. Debemos creer y vivir al igual que Pedro y los demás discípulos que la Palabra proclamada en este texto tienen poder para hacer grandes cosas en la vida de cada uno de nosotros. Solo hay que creerla, vivirla y ponerla en práctica. Muchos se alejarán de la Iglesia y del camino del Señor porque se dejan llevar de las pasiones e ilusiones del mundo que nos envuelve, pero la fidelidad de los llamados de Dios se premia con la corona de la salvación.
Pedro al asumir, vivir y creer la Palabra de Jesús que nos cuenta el Evangelio, toma en sus manos el liderazgo de aquellos primeros pasos de la Iglesia que crecía en miembros, en paz y fidelidad. Este momento de gracia impulsado por el mismo Espíritu Santo encontró hombres y mujeres de buen corazón que ponían al servicio de la Iglesia sus bienes materiales y espirituales. Es por ello que nos llama la atención por qué el escritor de Hechos de los Apóstoles no deja fuera los nombres de hombres y mujeres aquí mencionados, y más aún el relato de Tabita, mujer cuyo servicio debió marcar los corazones de aquella comunidad cristiana que al enterarse (de) que Pedro estaba en los alrededores no tardaron en mandarlo a buscar. Ellos sabían lo que era capaz de hacer el Espíritu Santo a través de Pedro porque reconocían la resurrección de Jesús y esta gracia era la que obraba en los discípulos otorgando salud, liberación y nueva vida. Una de las cosas que no podemos dejar pasar de la lectura de hoy es lo siguiente: cada vez que Pedro oraba por algún enfermo siempre mencionaba el nombre de Jesús. Lo hacía por dos cosas: para que el pueblo reconociera que es Jesucristo quien hace el milagro y también que este Nombre es el que tiene poder en la vida presente y en la vida eterna ya que solo Él es el consagrado de Dios y es Dios por la eternidad de los siglos.
Cuando hemos vivido y hemos sido testigos del poder transformador de Dios, que (en el día de) hoy rompe nuestras cadenas pasadas, presentes y futuras, nuestra boca se llena de las palabras del salmo de hoy: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”.
(Guía Litúrgica)
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