Martes, 28 de marzo del 2023
- Primera lectura. Núm 21, 4-9: “Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado”.
- Salmo Responsorial. 101, 2-3.16-18.19-21: “Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti”.
- Evangelio. Jn 8, 21-30: “Ustedes son de aquí abajo, yo soy de allá arriba: ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo”.
Color: MORADO
Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy
En este fragmento de Juan, seguimos percibiendo el desencuentro de Jesús con los fariseos. Son dos visiones contrapuestas de entender el destino de Jesús y el mensaje de Dios.
No podemos acercarnos a la salvación de Dios desde una visión mundana y terrena de la vida. Si no nos entregamos al sentir de Dios no somos capaces de vencer el pecado y la muerte. Por eso Jesús les dice: si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados. Yo comunico al mundo lo que he aprendido de Él. Esta es la clave del misterio de Jesús. Toda su vida está en función de la voluntad del Padre, hasta su final cuando sea levantado en la cruz. Y desde esa cruz cobra sentido la misión de Jesús y toda nuestra existencia de cristianos.
Como Jesús hemos de volcarnos en cumplir la voluntad del Padre, asumiendo cada uno su propia cruz así como Jesús la llevó a su cumplimiento. La cruz es signo del amor de Dios al hombre, que al entregar a su Hijo en la cruz, es fuente de vida y liberación total de nuestros pecados.
Quien se encierra en sus criterios y no mira por encima del saber mundano, no puede llegar a comprender el verdadero sentido de la vida desde Dios. Si no superamos el egoísmo de nuestra perspectiva miope, no podremos ver al otro como resultado de la salvación gratuita en Cristo.
La cruz nos hermana como hijos de Dios. Hacer la voluntad de Dios supone estar en la perspectiva de la cruz, del anonadamiento personal para llevar a cabo la misión salvadora con Cristo.
Entramos en la dinámica del amor de Dios que nos amó primero, y somos capaces de amar al prójimo, porque es el mandamiento y modelo que Dios nos pide .¿Pero qué significa este mandamiento del amor desde la perspectiva de la cruz?; Significa Solidarizarse con todos estos hermanos nuestros, victimas del desprecio y marginación del mundo que habitan las fronteras del hambre, la enfermedad, la miseria o la marginación.
En ellos, y con ellos sufre la pasión Jesús, y sufrimos nosotros el desprecio hacia el amor de Dios. Optar por la salvación de los marginados es fortalecer nuestra fe en Jesús y realizar el Reino de Dios en este mundo.
Que Dios nuestro señor, sea siempre prioridad en nuestras vidas.
Bendecido martes de su Amigo y Hermano en Cristo. Bendecido jueves de su Amigo y Hermano en Cristo. Rev. Diác Julio Reyes Guillén
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