Fiesta San Marcos, Evangelista
Jueves, 25 de abril del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura. I Pe 5, 5b-14: “Tengan sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes”.
- Salmo Responsorial: 88, 2-3.6-7.16-17: “Cantaré eternamente tus misericordias, Señor”.
- Evangelio. Mc 16, 15-20: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará”.
“Vayan por el mundo y prediquen el Evangelio”
Hoy celebramos con alegría al apóstol y evangelista San Marcos. Un discípulo fiel que partió a anunciar el Evangelio por el mundo conocido, enfrentando dificultades, pero sostenido por la gracia de Dios.
Las lecturas para hoy nos recuerdan la importancia de cultivar la humildad entre nosotros y confiar plenamente en la providencia del Señor, que “a su tiempo, nos ensalce”. Descarguemos en Él nuestras preocupaciones, porque como dice San Pedro “Él se interesa por ustedes”.
A veces pensamos que nuestros problemas son muy grandes para Dios. Pero nada está más lejos de la realidad. Dios conoce cada uno de nuestros agobios e inquietudes, y desea aliviarnos de esas cargas. Sólo debemos acudir a Él con plena confianza, como los niños pequeños acuden a sus padres.
El Salmo responsorial proclama gozosamente que el amor fiel de Dios “es un edificio eterno, más que el cielo”, y que sus misericordias se cantarán por todas las generaciones. Así debe ser nuestra alabanza, llena de gratitud porque su gracia nos sostiene en toda tribulación.
El Evangelio relata la gran misión que Jesús encomendó a los apóstoles: «Vayan por el mundo y prediquen el Evangelio«. Una tarea que implicaba grandes sacrificios, pero que los discípulos asumieron con valentía impulsados por el Espíritu Santo.
También nosotros estamos llamados a salir de nuestros pequeños mundos para anunciar con alegría el mensaje del Evangelio allí donde estemos: en nuestras familias, lugares de trabajo y grupos sociales. No tengamos miedo a dar testimonio de nuestra fe con sencillez y respeto. Siempre habrá gente cerrada, pero muchos otros están sedientos de un mensaje de esperanza.
Imitemos pues al apóstol San Marcos, que dejó sus comodidades por amor a Cristo. Que nuestras palabras y acciones muestren el gran gozo de sabernos hijos muy amados de Dios. Y que la paz del Resucitado acompañe siempre nuestra misión evangelizadora.
Queridos hermanos, el mensaje de las lecturas de hoy también nos invita a tener presente que nuestra vida está marcada por la lucha espiritual. Como dice San Pedro, nuestro «enemigo ronda buscando a quién devorar». No podemos bajar la guardia.
Es importante pedirle al Señor la gracia de la prudencia para no caer en las garras del maligno, que busca separarnos de Dios con engaños y tentaciones. Mantengámonos sobrios y alertas mediante la oración, que nos anima a cumplir la voluntad de Dios. Y cuando tropecemos, acudamos cuanto antes a la misericordia de Dios en el sacramento de la Reconciliación.
No olvidemos que esta lucha espiritual es parte de nuestro caminar. Pero si resistimos firmes en la fe, al final de nuestra vida el Señor nos recibirá en su Reino para una felicidad sin fin. Allí experimentaremos con mayor plenitud el gran amor que Dios nos tiene, y que ahora sólo vislumbramos levemente. Que así sea.
(Guía Litúrgica)
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