Moniciones: III Domingo de PACUA. Ciclo B

Color: BLANCO

  • Primera Lectura. Hch 5, 34-42: “Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando el Evangelio de Jesucristo”.
  • Salmo Responsorial: 26, 1.4.13-14: “Una cosa pido al Señor: habitar en su casa”.
  • Evangelio. Jn 6, 1–15: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?”.

Amados hermanos en la fe muy buenos días/tardes o noches.

 Hoy vemos el pasaje donde se describe la multiplicación de los panes.

Había un problema en ese momento: darle de comer a la multitud.

Hoy el Señor también conoce nuestras necesidades y Él nos ayudará a ver la mejor solución. Lo pudimos ver en la primera lectura con la persecución de los apóstoles, lo vimos en el Evangelio con la multiplicación de los panes. No tengamos miedo. Si el Señor está con nosotros ¿quién contra nosotros? (Rom 8:31).

Primera lectura En la primera lectura podemos leer cómo ni los azotes, ni las amenazas, pudieron detener la acción evangelizadora de los apóstoles; iban a las casas y templos a enseñar día a día.

En el Evangelio de hoy Jesús nos enseña que no basta con ser sensibles a la necesidad del otro, es necesario actuar, poner manos a la obra.

El que preside: El Señor nos invita a nutrirnos de su Palabra.  Recordando que Él es quien sacia el hambre de todo ser vivo, confiémosle nuestras oraciones y digamos: “Fortalece en nosotros la fe”.

1.- Para que todo cristiano, como el muchacho del evangelio para hoy sepa poner su vida entera en las manos de Jesús para saciar la sed de Dios en todos los hermanos.  Roguemos al Señor.

2.- Por el Papa y todo el orden sacerdotal, para que siempre estén dispuestos a responder con generosidad a su llamada, seguros que el Señor multiplica y da alimento a todo el que está en busca de la verdad.  Roguemos al Señor.

3.- Por todos los pueblos que aún sufren a causa del hambre y la sed, para que, a través de los organismos internacionales y obras de caridad, puedan recibir lo necesario para una vida digna y segura.  Roguemos al Señor.

4.- Por nuestros difuntos, para que el Señor, fuente de misericordia, perdone todos sus pecados y les conceda gozar Eternamente de la luz de su rostro.  Roguemos al Señor.

El que preside: Dios, escucha nuestras oraciones y haz que todo hombre aprenda a seguir y amar a tu Hijo, dando testimonio con su vida de las grandes obras que Él ha realizado. Él, que vive y ama Por los siglos de los siglos.  Amén.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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