Color: MORADO.  IV Semana del Salterio

  • Primera Lectura. Is 65, 17-21: “Miren, yo voy a crear un nuevo cielo y una nueva tierra”.
  • Salmo Responsorial: 29, 2.4.5-6.11-12a. y 13b: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado”.
  • Evangelio. Lc 4, 24-30: “Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba”.

Amadísimos hermanos en la presencia santa de nuestro señor Jesucristo que nos convoca en este tiempo de cuaresma a la conversión, muy buenos, días tardes o noches.

El evangelista san Juan nos relata cómo Jesús vuelve a Galilea desde Jerusalén, donde había realizado varios signos y, tras pasar por Samaria, se dirige a Caná, donde había transformado el agua en vino.

Jesús nos pide que nos pongamos en camino, que no seamos “agua estancada”, sino al contrario, corriente de agua que fluye sobre las peñas sin descanso, hasta alcanzar el remanso que significa la desembocadura en el mar o en otro río, pero con el movimiento constante de búsqueda de Dios.

El profeta anuncia como una vuelta al paraíso inicial, Dios está proyectando un cielo nuevo y una tierra nueva.

Jesús indica a sus discípulos que un profeta no es bien recibido en su tierra, sin embargo, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto los signos que había realizado en Jerusalén.

El que preside: A Dios Padre que escucha la oración de quienes con humildad y confianza se dirigen a Él, digámosle, “Fortalece nuestra fe, Señor”.

1.- Por la Iglesia.  Que siempre se preocupa de corazón por la vida y salvación del hombre; que ore e interceda ante el Señor con insistencia y con fe, que se haga voz Orante de quienes están en la necesidad. Roguemos al Señor.

2.- Por el Santo Padre, por los sacerdotes y por todos los consagrados.  Que estén dispuestos a dejarse animar y transformar continuamente por el encuentro cotidiano con el Señor. Roguemos al Señor.

3.- Por nuestros gobernantes.  Que no olviden las raíces cristianas de nuestro país y protejan con leyes justas la profesión de nuestra fe en los ambientes públicos, en el respeto de las diferencias religiosas. Roguemos al Señor.

4.- Por todos los padres que viven el drama de un hijo gravemente enfermo.  Que encuentren ayuda para atravesar este sufrimiento en la fe en Dios que da consuelo y paz. Roguemos al Señor.

El que preside: Señor, que has escuchado la súplica confiada del padre que pedía la curación de su hijo, escucha la oración que tu Iglesia te dirige con fe. Pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.

Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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