Fiesta: Conversión del Apóstol San Pablo (Concluye el Octavario de oración por la Unidad de los Cristianos)
Homilía: III Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo C
Sábado, 25 de enero del 2025
- Primera lectura. Hch 22,3-16: “Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues”.
- Salmo Responsorial: 116,1.2: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio”.
- Evangelio. Mc 6, 15-18: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación”.
Color: BLANCO
“Todo lo puedo en aquel que me conforta»
Hoy celebramos la fiesta de la Conversión de San Pablo, un evento profundamente transformador para la Iglesia. Pablo, conocido primero como Saulo de Tarso, era un fariseo apasionado, conocido por perseguir a los cristianos. En su camino hacia Damasco, experimentó un encuentro con Cristo resucitado que cambió radicalmente su vida. De perseguidor, Pablo se convirtió en un apóstol ferviente del Evangelio, dedicando su vida a proclamar la fe por todo el mundo. Sus Cartas, esenciales en el Nuevo Testamento, siguen inspirando a millones de creyentes.
El relato de los Hechos de los Apóstoles nos muestra ese momento clave. Saulo, lleno de odio, es confrontado por la luz de Cristo, quien le pregunta: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. No solo fue confrontado, sino también llamado a una nueva misión: ser testigo de Cristo ante las naciones. Esta transformación nos recuerda que nadie está fuera del alcance de la gracia de Dios. Así como Pablo fue llamado de la oscuridad a la luz, nosotros también somos invitados a dejar nuestros errores atrás y seguir a Cristo con una fe renovada.
El Salmo responsorial proclama: «Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio». Pablo vivió plenamente este mandato. Tras su conversión, no se limitó a una fe privada; viajó incansablemente para llevar el mensaje de Cristo a todos. Este llamado no es exclusivo para apóstoles o santos, sino para todos los bautizados. Somos llamados a ser testigos del Evangelio, no solo con nuestras palabras, sino también con nuestras acciones diarias.
En el Evangelio de Marcos, Jesús nos encomienda: «Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio». Pablo tomó esta misión de manera radical, arriesgando su vida para llevar el mensaje de salvación a todos, judíos y gentiles por igual. Su vida nos enseña que, cuando respondemos al llamado de Cristo, podemos convertirnos en instrumentos poderosos en sus manos. Jesús promete que aquellos que crean en Él harán grandes cosas, y la vida de Pablo es prueba de este poder transformador.
Recordemos también las exhortaciones que Pablo nos dejó: “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Fil 4,13), “Revístanse del Señor Jesucristo” (Romanos 13,14), y “No se acomoden a este mundo, antes bien transfórmense por la renovación de su mente” (Rom 12,2). Estas Palabras nos llaman a una conversión constante y una vida de entrega total a Cristo.
Hoy, como Pablo, estamos invitados a escuchar la voz de Jesús y a responder con valentía. ¿Cómo puedes proclamar el Evangelio en tu vida diaria? Dejemos que el ejemplo de San Pablo nos inspire a vivir con pasión nuestra misión cristiana.
(Guía Mensual)
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