8 de diciembre de 2024
- Primera lectura: Bar 5,1-9: Dios mostrará a toda la tierra tu esplendor.
- Salmo Responsorial: 125, 1-6: Él ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
- Segunda lectura: Flp 1,4-6.8-11: El que empezó la obra, la llevará a feliz término.
- Evangelio: Lc 3,1-6: ¡Preparen el camino del Señor!
Color: MORADO
“Juan viene a anunciar la presencia del nuevo y definitivo profeta”
El Adviento decíamos el domingo pasado es la gran interrupción de nuestro vivir anestesiado. La segunda venida del Señor en gloria y majestad por más cierta que sea nos cuesta trabajo tomarla en serio. El cielo y sus delicias pueden esperar. A mí que no me interrumpa ningún predicador con mensajes raros y del más allá.
Hoy, el Evangelio de Lucas nos Presenta ON predicador Más Que original, raro y extravagante, “La Palabra de Dios vino Sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”.
La Palabra de Dios no nos viene de la Roma imperial, Tiberio y Pilato, ni del templo de Jerusalén y sus grandes sacerdotes, Anás y Caifás. Marco histórico de hombres olvidados, tuvieron su día, pero como no son dueños del tiempo ni de la historia desaparecieron sin más.
Hoy, otros nombres ocupan Su Lugar y llenan Nuestros Periódicos, Pero Juan Sigue Ahí, predicándonos su Mensaje de Cambio, de la conversión. Juan, en el desierto de una religión sin profetas y sin Espíritu, los sacrificios y el culto del Templo, esos ritos vacíos, sustituido a la fuerza de la palabra profética. Era rara en esos días la Palabra de Dios…
Juan viene a anunciar la presencia del nuevo y definitivo profeta.
En España pensamos que los predicadores son los que predican desde los púlpitos de las iglesias y les pedimos que sus gritos no nos despierten ni interrumpan la lectura de la Hoja Diocesana. Algunos feligreses creen que en el templo, nuestro templo, sólo son dignos de predicar los curas. Invité, esta semana, a un seglar a dar la charla de este mes del Año de la Fe y cual no fue mi sorpresa cuando me dijo que lo había consultado con la almohada, su confesor, y que no podía aceptar. El templo es el ámbito de los curas. Mentalidad de ciertos grupos cuyo nombre no hace falta mencionar.
En Nueva York, todos los lunes, en el mismo sitio, calle 42 y Park Avenue, frente al Chase Manhattan Bank, un hombre con pinta de vagabundo, ropas muy sucias, larga barba, pelo alborotado y Biblia en mano, un Juan Bautista urbano y moderno, predicaba a los ejecutivos conversión o condenación.
Viajar en el metro es una gran experiencia cultural: música, baile, anuncios y también mezcolanza de predicadores. Todos nos parecen fanáticos o lunáticos, sin las credenciales oficiales, pero su mensaje que nos sorprende en los lugares más insospechados es el mismo de Juan el Bautista.
Las personas pasan de largo sin prestar atención y los predicadores, ignorados, siguen predicando sin cansarse el mismo mensaje, convertíos, el fin de este mundo está cerca. Juan sigue teniendo muchos seguidores.
“Juan recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados” nos dice Lucas en su evangelio.
Antes de que Jesús entre en escena y se convierta en un predicador itinerante y callejero, Juan hace de telonero y lo presenta en sociedad. El bautismo de conversión prepara su venida. Juan nos acusa a todos de nuestros pecados y nos invita al arrepentimiento porque “el Reino de Dios está cerca”. Palabras con las que Jesús comenzará su ministerio. Palabras que la Iglesia sigue repitiendo cada Adviento.
El arrepentimiento no es invitación a la depresión ya crear en nosotros un sentimiento enfermizo de culpabilidad que arrastramos a lo largo de la vida ni invitación a la tristeza sino que es invitación a pensar de otra manera, a ver la vida desde la reconciliación y el perdón. El arrepentimiento no significa un piadoso dolor o una mirada interior mórbida. Cuando uno se arrepiente da media vuelta y cambia de dirección, deja de mirar al mundo y sus encantos como fin y mira a Dios, destino último del hombre.
Juan, a diferencia de los predicadores urbanitas de hoy, tuvo mucho éxito y acudieron a él de toda Judea. Hacía tiempo que el pueblo vivía sin profetas y caminaba a oscuras y Juan fue la respuesta de Dios para preparar el camino de Jesús.
Encontraron a Juan en el silencio, en la soledad del desierto, donde el tiempo es tiempo y donde todas las tareas cesan. Todos necesitamos “un buen rato de inactividad para adentrarnos descalzos en nuestro mundo interior”, es decir en nuestro desierto. Dios no está ahí afuera, Dios es la profundidad del ser y ahí en la profundidad es donde empieza la conversión, el cambio de dirección, donde hay que preparar los caminos del Señor.
La Palabra de Dios y la palabra de los predicadores, buenos o malos, convincentes o anodinos, originales o aburridos nos puede despertar, pero yo sólo tengo el poder de orientar mi GPS hacia Dios y hacer de lo último lo primero.
(parroquiadelmundo.org)
Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, únete a este grupo: https://chat.whatsapp.com/LpG5T2vq07kFMUGgU8WeUc
Para donaciones: https://www.paypal.me/padredomingovasquez
Parroquia Ntra. Sra. de América Latina anunciando la Buena Nueva en las redes
FAMILIA: ERES El CENTRO EN NUESTRAS VIDAS