Alberto Linero
Jueves, 5 de septiembre del 2024
Señor mío y Dios mío, aquí estoy en esta noche preparado para descansar, para renovar las fuerzas que necesito para seguir viviendo mañana todo lo que haya que enfrentar.
Sí, esta mañana te contaba sobre la necesidad de descansar, y sé que también me ayudas a que pueda estar bien, a tener la mejor almohada, mi conciencia tranquila.
Gracias por la salud y el amor con el que me llenas, por ser mi guía en todo momento, por no soltarme nunca de tu mano.
Creo, como el salmista, que «No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel» (Sal 121).
Gracias por este día que termina, por todas las cosas que aprendí en él, en especial por esas situaciones de felicidad y alegría que me hicieron sentir afortunado.
Bendito y alabado seas por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
JESÚS TOMA MI VOLUNTAD, Y DAME LA TUYA✍.
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