Alberto Linero
Jueves, 30 de mayo de 2024
Señor mío y Dios mío, mi vida está en tus manos.
Me siento amado y cuidado por Ti, por eso me uno a las palabras del salmista: “Tú eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite” (Sal 18,2).
Estoy seguro (de) que en tu presencia nada ni nadie me puede hacer daño.
Me siento seguro cubierto por tu sombra poderosa.
Te pido que toques el corazón de las personas con las que mañana tendré que trabar relaciones, para que podamos generar las sinergias necesarias.
Protégeme de todos aquellos que quieran dañarme, sé Tú quien responda por mí. Sé mi fiador.
Confío en Ti, mi Señor, y por eso ahora duermo con tranquilidad y serenidad dejando en tus manos todas mis preocupaciones.
Gracias por bendecirme y cuidarme con tu poder.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
JESÚS TOMA MI VOLUNTAD, Y DAME LA TUYA✍
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