Domingo, 17 de octubre del 2024. I Semana
- Primera lectura: Dn 12, 1-13: Los sabios brillarán como brilla el firmamento.
- Salmo Responsorial: 15, 5.8-11: Se me alegra el corazón, mi carne descansa serena.
- Segunda lectura: Heb 10,11-14,18: Cristo se ofreció a sí mismo.
- Evangelio: Mc 13,24-32: El cielo y la tierra dejarán de existir, mis palabras no.
Color: VERDE
“UN MENSAJE DE ESPERANZA”
ENRATADA:
Hoy estamos celebrando el penúltimo domingo del año litúrgico. Siempre hemos oído los relatos apocalípticos sobre la última venida del Señor. Toda la creación será transformada por el amor de Dios, y el tiempo, como lo experimentamos y conocemos ahora, terminará. Mientras tanto caminamos ineludiblemente, día tras día, hacia esa consumación. Tenemos que estar alerta, vigilantes y viviendo nuestra fe. Debemos poner nuestra esperanza en Cristo Jesús, cuyo sacrificio nos santifica. En esta Eucaristía pidamos a Dios la gracia de la perseverancia en nuestra fidelidad a Él y a la Iglesia. De pie para recibir a los ministros de la Misa, mientras cantamos.
Primera lectura: Dt 12, 1-3 (Entonces se salvará tu pueblo)
El texto que vamos a escuchar ahora es uno de los más importantes del Antiguo Testamento sobre la resurrección de los muertos. Los justos, en particular aquellos cuyos nombres han quedado escritos para siempre en el cielo, resucitarán. Escuchemos a Daniel y su descripción de lo que ocurrirá en aquellos últimos días.
Segunda lectura: Hb 10, 11-14.18 (Cristo ofreció un solo sacrificio para siempre)
La carta a los hebreos nos dice que Jesús borró con su sacrificio en la cruz, de una vez para siempre, los pecados de toda la humanidad. Él está a la derecha del Padre, intercediendo por nosotros, guiándonos al cielo. Pongan atención
Tercera lectura: Mc 13, 24-32 (Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos)
Marcos en el texto evangélico de hoy nos anuncia la venida final del Hijo del hombre. Nadie sabe cuándo será esta segunda venida del Señor. Entonces debemos estar vigilantes y mantenernos alerta en todo momento. Aunque el cielo y la tierra pasarán ni Jesús ni sus palabras pasarán. Antes de escuchar este mensaje, pongámonos de pie para que cantemos el Aleluya.
El que preside: A Dios Padre, que nos propone fijarnos en los signos de los tiempos para reconocer la presencia y el actuar de Jesús en nuestras vidas y en la historia de la humanidad, dirijamos nuestra oración diciendo: “Dirige nuestras acciones, Señor”
1.- Por la Santa Madre Iglesia: para que el Señor la proteja y la perfeccione hasta el día en que vuelva como juez a la tierra. Roguemos al Señor.
2.- Por nuestros niños: para que lleguen a la madurez de la fe, los convertidos perseveren, los catecúmenos se hagan dignos del bautismo y los no creyentes busquen y encuentren la verdad. Roguemos al Señor.
3.- Por nuestro pueblo: para que sea regido con justicia y se respeten los derechos de todos sus ciudadanos. Roguemos al Señor.
4.- Por los difuntos, en especial por los que se ofrece esta Eucaristía: para que pronto puedan contemplar el rostro del Señor. Roguemos al Señor.
5.- Por todos nosotros reunidos alrededor de la mesa: para que nos preparemos para el juicio final, permaneciendo fieles y dirigiendo a Dios nuestras acciones y nuestros deseos. Roguemos al Señor.
El que preside: Te bendecimos, Padre bueno, porque siempre escuchas nuestras oraciones. Haz que no dudemos nunca de tu amor por nosotros. Por Jesucristo, nuestro señor. Amén.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.
(San Alfonso María de Ligorio).
Aquí podrás escuchar el Evangelio y la reflexión para hoy:
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