Domingo, 6 de octubre de 2024. III Semana
- Primera lectura: Gen 2,18-24: !Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne!
- Salmo Responsorial: 127,1-6: Bendición del hogar.
- Segunda lectura: Heb 2,9-11: Un mismo origen en Jesús.
- Evangelio: Mc 10,2-16: Lo que Dios unió no debe separarlo el hombre
Color: VERDE
“Lo que Dios une no lo separe el hombre”
Hermanos y hermanas, muy buenas noches (días, tardes). El ser humano está hecho para vivir en la unidad y para la hermandad de fe en Jesús. Como somos humanos y cristianos, crecemos y vivimos no aisladamente sino en comunidad. La base de toda comunidad humana es la familia y por eso la Iglesia exhorta a los matrimonios a la fidelidad. Muchas veces esto es difícil, pero Jesús, por su pasión y muerte, nos da la fuerza necesaria. Como hermanos y hermanas en Cristo, empecemos esta Liturgia cantando con alegría.
Primera lectura: Gn 2, 18-24 (Serán los dos una sola carne)
En este segundo capítulo del libro del Génesis, meditaremos en el poder creativo de Dios y su plan para constituir comunidad. “no está bien que el hombre esté solo”. Hombre y mujer tienen el mismo origen y un fin común. Escuchemos.
Segunda lectura: Hb 2, 9-11 (Santificador y santificados proceden del mismo)
Según la carta a los Hebreos, Cristo es superior a los ángeles, pero no está separado de los seres humanos. Quien santificó a todos tiene el mismo origen que los santificados; por eso somos hermanos. Ahora Cristo está glorificado por su pasión y muerte y nos abrió el camino hacia el Padre.
Tercera lectura: Mc 10, 2-16 (No separe el hombre lo que Dios ha unido)
El texto evangélico para hoy nos explica que Dios ha creado al ser humano hombre y mujer y en su unión matrimonial uno y otro se enriquecen y se complementan mutuamente. La unión es sagrada y nada ni nadie debe separarla. Pongamos atención a este mensaje, pero antes entonemos el Aleluya.
El que preside: Imploremos la misericordia de Dios padre todopoderoso y oremos para que Él, en quien tenemos puesta nuestra esperanza, escuche nuestras necesidades y anhelos. Digamos con fe: “Padre de misericordia, escúchanos”
1.- Por la Iglesia universal y sus ministros, para que, asistida siempre por el Espíritu Santo y habiendo recibido y aceptado el Reino de Dios con la inocencia propia de los niños, pueda conducir a sus fieles hacia sus tesoros perennes e imperecederos. Roguemos al Señor.
2.- Por los responsables de implementar las políticas macroeconómicas, para que trabajen por una distribución justa y equitativa de los bienes que Dios nos ha dado, de modo que todos podamos gozar de una vida digna. Roguemos al Señor.
3.- Por los pobres, los que sufren, los perseguidos, los que padecen soledad y abandono, para que las bondades del Reino de Dios les lleguen a través de los ministros fieles de la Iglesia. Roguemos al Señor.
4.- Por nosotros, para que no caigamos en actitudes autoritarias, como los discípulos, frente a la debilidad y la inocencia de los niños, pues Jesús nos dice hoy: “Que de los que son como ellos es el Reino de Dios. Roguemos al Señor.
El que preside: Padre, que renuevas nuestra vida con tu Palabra, escucha las súplicas que, humildemente te hemos presentado. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.
(San Alfonso María de Ligorio).
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Santa Teresita del Niño Jesús y mi abuelo
Gracias San Jerónimo por la traducción de las Sagradas Escrituras
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