XXI Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

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  • Primera Lectura. Ez 37, 1-14: “¡Huesos secos, escuchen la Palabra del Señor!.
  • Salmo Responsorial. 106, 2-3.4-5.6-7.8-9: “Den gracias al Señor, porque es eterna su misericordia”
  • Evangelio. Mt 22, 34-40: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Apreciados hermanos en Cristo que es nuestro ejemplo a seguir, muy buenos días, tardes o noches.

Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De esta forma, nuestro Señor resumió toda la ley en dos mandamientos que a su vez se resumían en el amor. En este sentido, Dios espera que le amemos con todas nuestras emociones y pensamientos, y que este amor se traduzca en acciones que lo glorifiquen.

Amar al prójimo significa amar a los seres humanos como a nosotros mismos, y esto, aunque es sencillo de entender, es difícil de aceptar para algunas personas que no están dispuestos a amar a los demás; y los judíos tenían este problema ya que para ellos el prójimo era su compatriota dejando excluido a los gentiles.

Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu, y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.

De hecho, los diez mandamientos estaban fundamentados en el principio del amor; así, los primeros cuatro mandamientos se fundamentan en amar a Dios y los últimos seis en amar al prójimo.

Presidente: A Dios nuestro Padre, que ha enviado a su Hijo a desposar nuestra humanidad herida y afligida con una soledad sin remedio, dirijamos nuestras oraciones y digamos: “Acójanos en tu reino señor”.

1.- Por la Iglesia que participa cada día en El banquete nupcial de la Pascua de Cristo. para que pueda aprender a gozar del privilegio concedido y ganado por la muerte y resurrección de su Señor. Roguemos al Señor.

2.- Por todos los que han perdido el sentido de su existencia, por los que han perdido la sana capacidad de diálogo con los otros y consigo mismos; por todos los que sienten adormecida y aletargada su conciencia: para que puedan gozar del Don de un corazón nuevo y palpitante. Roguemos al Señor.

3.- Por todos nosotros: para que podamos comprender cada vez más la importancia de llegar siempre a la vitalidad que mana del sacramento de la Eucaristía, fuente de vida nueva y de recursos inesperados. Roguemos al Señor.

4.- Por todas las personas que no creen, por los ateos y por los que se declaran agnósticos.  Para que su rechazo pueda dar paso al deseo irrefrenable en el corazón de todo hombre: encontrar a Dios, fuente de verdadera paz y estímulo para una auténtica Búsqueda del sentido de la vida. Roguemos al Señor.

Presidente: Dios nuestro, Solo tú puedes colmar nuestro interior hasta el punto de conjunción del alma para renovarlo y transformarlo te suplicamos que no te rindas nunca de nuestras presunciones y superficialidades.  Tú que vives y amas por los siglos de los siglos. Amén.

Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com

XXI Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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