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  • Primera Lectura. Ez 34, 1-11: “¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos!”.
  • Salmo Responsorial. 22, 1-3a.3b-4.5.6: “El Señor es mi pastor, nada me falta”
  • Evangelio. Mt 20, 1-16a: “Vayan también ustedes a mi viña”.

Queridos hermanos en la presencia de nuestro Señor Jesucristo muy buenos días, tardes o noches.

El Señor por su gran misericordia está pendiente de cada uno de sus hijos, sobretodo, de aquellos que están alejados de su presencia, porque el deseo de nuestro Señor es que todos alcancemos ir al banquete santo, ante su presencia divina. Pero muchos por la terquedad, dureza del corazón o dejadez, no hacen caso al llamado poniendo juego la vida eterna.

Les infundiré mi espíritu, y haré que caminen según mis preceptos, y que guarden y cumplan mis mandatos.

Vayan ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encuentren convídenlos a la boda.

Presidente: A Dios nuestro Padre, que ha enviado a su Hijo a desposar nuestra humanidad herida y afligida con una soledad sin remedio, dirijamos nuestras oraciones y digamos: “Acójanos en tu reino señor”.

1.- Por la Iglesia que participa cada día en El banquete nupcial de la Pascua de Cristo. para que pueda aprender a gozar del privilegio concedido y ganado por la muerte y resurrección de su Señor. Roguemos al Señor.

2.- Por todos los que han perdido el sentido de su existencia, por los que han perdido la sana capacidad de diálogo con los otros y consigo mismos; por todos los que sienten adormecida y aletargada su conciencia: para que puedan gozar del Don de un corazón nuevo y palpitante. Roguemos al Señor.

3.- Por todos nosotros: para que podamos comprender cada vez más la importancia de llegar siempre a la vitalidad que mana del sacramento de la Eucaristía, fuente de vida nueva y de recursos inesperados. Roguemos al Señor.

4.- Por todas las personas que no creen, por los ateos y por los que se declaran agnósticos.  Para que su rechazo pueda dar paso al deseo irrefrenable en el corazón de todo hombre: encontrar a Dios, fuente de verdadera paz y estímulo para una auténtica Búsqueda del sentido de la vida. Roguemos al Señor.

Presidente: Dios nuestro, Solo tú puedes colmar nuestro interior hasta el punto de conjunción del alma para renovarlo y transformarlo te suplicamos que no te rindas nunca de nuestras presunciones y superficialidades.  Tú que vives y amas por los siglos de los siglos. Amén.

Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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