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  • Primera Lectura. Is 1, 11-17: “Lávense purifíquense, aparten de mi vista sus malas acciones”.
  • Salmo Responsorial. 49, 8-9.16bc-17.21 y 23: “Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios”.
  • Evangelio. Mt 10, 34-11, 1:“El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará”.

Saludos, queridos hermanas y hermanos, en Cristo Jesús, Señor de todos.

En las lecturas de hoy, somos confrontados con un mensaje desafiante pero esencial para nuestra fe: el llamado a la autenticidad y la transformación interior.

Dios nos llama a un camino de coherencia, donde nuestras palabras y acciones estén alineadas con los valores del Evangelio. «Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios». Esta promesa es un faro de esperanza y motivación para vivir conforme al corazón de Dios.

El profeta Isaías nos recuerda que Dios no busca sacrificios vacíos ni rituales sin corazón.

Este mensaje nos anima a vivir con valentía y convicción, a ser luz en medio de las sombras de este mundo, a buscar siempre la justicia y a amar sin medida.

Presidente: La palabra de Dios que hemos escuchado nos invita a tomar una posición firme, a seguir decididamente al Señor, a creer que la vida que se gasta por Él es vida ganada.  Digamos con fe: “Escúchanos señor”.

1.- Por el Papa, los obispos y todos los sacerdotes: que sepan siempre ser guías, seguros capaces de anunciar con franqueza a todos los hombres y mujeres de esta generación la Palabra que libera y salva. Roguemos al Señor.

2.- Por nuestro país y por sus gobernantes: que la atención a los más pobres y a los marginados esté siempre antes que cualquier interés particular, de poder y éxito personal. Roguemos al Señor.

3.- Por los enfermos y todas las personas discapacitadas: que nunca estén solos en su sufrimiento y que siempre puedan gozar de la compañía fraterna y consoladora de quien los cuida. Roguemos al Señor.

4.- Por todos los creyentes: para que aprendamos que seguir al Señor es amar a los hermanos, hacer el bien, buscar la justicia, socorrer en la Caridad a los pobres y a los oprimidos. Roguemos al Señor.

Presidente: Padre, acoge nuestra oración, conviértenos a ti y envía tu Espíritu para que nos haga verdaderos discípulos de Jesucristo, tu Hijo que vive y ama por los siglos de los siglos. Amén.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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