Moniciones: XIII Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

Color: ROJO

  • Primera Lectura. 2 Re 25, 1-12: “La ciudad quedó sitiada hasta el año once del reinado de Sedecías, el día noveno del mes cuarto”.
  • Salmo Responsorial. 136, 1-2.3.4-5.6: “Que se me pegue la lengua al paladar sí no me acuerdo de ti”.
  • Evangelio. Mt 8, 1-4: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”.

Queridos hermanos en el amor de Cristo, muy buenos días, tardes o noches.

Aunque los hombres se afanen por buscar las riquezas y finjan vivir en un mundo inmortal, los signos de la muerte que cada hombre lleva en sí mismo son inevitables.

Por eso, Jesús realiza milagros para que veamos que es capaz de darnos una vida que no sólo es sufrimiento, sino que también hay consuelos físicos y morales que, son más profundos porque tocan el alma misma. Para esto ha venido a esta vida, para traernos un reino de amor y unión.

Basta que nosotros usemos correctamente nuestra libertad para que se realicen todas las gracias que Cristo quiere darnos.

El abandono de la responsabilidad, a no ser que te lleve al pecado, no es bien visto por Dios.

No hay duda que la vida de los hombres está llena de sufrimientos más o menos visibles, físicos, mentales, morales.

Presidente: Escuchar la Palabra del señor y ponerla en práctica es garantía de estabilidad y alegría.  Contentos por la abundancia de tal don, digamos juntos: “Señor, que tu palabra ilumine nuestros pasos”.

1.- Por la Iglesia: que en la santidad de vida de sus miembros sepa ser invitación a la bienaventuranza prometida por Cristo a quienes escuchan su Palabra y la viven cada día. Roguemos al Señor.

2.- Por los cristianos que viven en la persecución: que no se desanimen frente a la prueba y no renuncien a vivir el Evangelio con coherencia, sino que, sabiendo que el fundamento de su fe es la Palabra estable de Cristo, perseveren con coraje dando testimonio de la alegría de saberse hijos de Dios. Roguemos al Señor.

Por los que confían en magos, adivinos, horóscopos: que no se dejen engañar por palabras falsas y seductoras, sino que construyan Su futuro sobre la única roca estable que es el Evangelio. Roguemos al Señor.

4.- Por nuestros queridos difuntos: que puedan ser reconocidos por el Señor como discípulo suyos y acogidos en la casa del Padre para contemplar Eternamente su rostro. Roguemos al Señor.

Presidente: Padre, haz que en medio de las dificultades de este mundo nada pueda abatirnos y que, caminando por las vías del Evangelio, podamos llegar a la salvación.  Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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