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  • Primera Lectura. Hch 14, 19-28: “En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído”.
  • Salmo Responsorial: 144,10-11.12-13ab.21: “Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado”.
  • Evangelio. Jn 14, 27-31a:“La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy yo como la da el mundo”.

Hermanos queridos en la presencia santa de Jesús, muy buenos días, tardes o noches.

En el Evangelio de hoy, Jesús ofrece a sus discípulos la paz que el mundo no puede dar. Esta paz es un regalo compartido en la comunidad de creyentes. Jesús reconoce que se acerca un momento difícil, pero recalca que su amor por el Padre lo guía en todo momento. Esta enseñanza refuerza la importancia de la comunidad en sostener la fe frente a las pruebas. En la comunión, encontramos la capacidad de perseverar y proclamar la gloria del reinado de Dios juntos, como un testimonio vivo de su amor y paz que trasciende todo entendimiento.

Presenciamos la valentía de Pablo y Bernabé mientras llevan el mensaje de Cristo a lugares desconocidos. Aunque enfrentan persecuciones y desafíos, su fe inquebrantable les guía a seguir adelante.

En nuestra propia travesía de fe, podemos aprender de esta comunidad descrita en las Escrituras. La fe no es un camino solitario, sino un viaje compartido.

El que preside: El Señor nos invita a no dejarnos deslumbrar por la efímera paz del mundo, si no va a disponer nuestro corazón para coger su paz.  Pidámosle, pues, con fe: “Danos tu Paz señor”.

1.- Por la paz, para que cada persona la pida a Dios, la busque como bien indispensable y la custodia a través del diálogo y el respeto sincero de las diferencias.  Roguemos al Señor.

2.- Por los sacerdotes, para que vivan en la obediencia libre, haciéndose portadores de la alegría y de la paz que proviene del habitar en Dios.  Roguemos al Señor.

3.- Por aquellos que con inquietud Buscan a Dios, para que puedan ser alcanzados por su paz y que, con la serenidad de quien confía a Él su vida, puedan reconocer su presencia en la cotidianidad.  Roguemos al Señor

4.- Por todos nosotros, para que sepamos vivir nuestras relaciones dando gratuitamente amor y Buscando el bien de otro.  Roguemos al Señor.El que preside: Señor, Dios nuestro, enséñanos a habitar en ti y a encontrar en la escucha de tu Palabra nuestra paz y nuestra alegría.  Por Jesucristo nuestro, Señor. Amén.

Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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