Jueves, 12 de diciembre del 2024
- Primera lectura. Is 7,10-14: “La virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel”.
- Salmo Responsorial: 66,2-3.5.7-8: “Que todos los Pueblos te den gracias, Señor”.
- Evangelio. Lc 1,39-48: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador porque ha mirado la humillación de su esclava”.
Color: BLANCO
“¡Desde el Cielo bajó una mañana!”
ENTRADA:
Muy buenas (noches, días, tardes). Hoy celebramos, con especial alegría, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Reina del pueblo mexicano y patrona de toda América. Esta fiesta es una de las más estimadas y celebradas por nuestros pueblos de nuestro continente americano. Esta fiesta está situada a muy pocos días de otra gran celebración mariana: la de la Inmaculada Concepción; también se sitúa en un tiempo “fuerte” del calendario litúrgico: el Adviento. El Adviento es el tiempo mariano por excelencia, ya que María es el principal modelo de la espera de Cristo. De pie, por favor para cantar con alegría y júbilo el canto procesional.
Isaías 7, 10-14 (La virgen está en cinta)
Este texto del profeta Isaías nos ofrece tres elementos dignos de tomar en cuenta: 1) la señal, 2) el niño y 3) la joven. La joven era conocida del rey, seguramente era su esposa de hacía poco; lo que no se puede saber es si ya estaba encinta o lo estaría poco después. Presten atención.
O bien
Eclesiástico (Sirácides) 24, 23-31 (Regaré mi huerto y empaparé mis jardines)
El texto que vamos a escuchar en breves segundos, como primera lectura es, tomado del libro del Eclesiástico o Sirácides; es parte de un himno en elogio a la Sabiduría. Escuchen atentos, hermanos, este importante mensaje.
Gálatas 4, 4-7 (Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer)
En la lectura que se proclamará a continuación, Pablo, escribiéndoles a los cristianos de Galaxia, hace una condensación del tema de la Encarnación. Se expresa la condición fraterna del Redentor “nacido de una mujer, nacido bajo la ley”. Escuchemos atentos, hermanos, la exhortación de san Pablo.
Lucas 1, 39-48 (Visita de María a Isabel)
San Lucas nos presenta el anuncio del ángel Gabriel, donde María después de haber recibido el anuncio y después de haber concebido en su seno al Hijo de Dios, el autor de la vida, ella siente la necesidad de ir en ayuda de su parienta, quien en edad ya avanzada está también embarazada. Abran muy bien sus oídos, pónganse de pie y entonemos el Aleluya, para la proclamación del Evangelio.
Oración Universal:
El que preside: Elevemos nuestras oraciones al Padre que, para salvar al mundo, quiso que su Hijo naciera de santa María Virgen y Oremos por nuestra nación y por el bien de todos los hombres. Digamos con fe: “Contempla, Señor, a la madre de tu hijo y escúchanos”.
- Por la Iglesia, nuestra diócesis y nuestra parroquia, para que, como María sea pobre y humilde y ponga toda la esperanza en su Señor. Oremos.
- Por el Papa N, por nuestro Obispo N. y por nuestro párroco N., para que tengan siempre en su corazón el gozo que viene de Dios y lo sepan transmitir con su espíritu fraterno. Oremos.
- Por nuestras familias, y por todas las familias de nuestra comunidad parroquial y diocesana, para que aprendamos a querernos más y procurar el bien de todos, y nos ayudemos a crecer en la fe y en la esperanza. Oremos.
- Por nuestros jóvenes, para que, a ejemplo de María, procuren descubrir cuál es la voluntad de Dios para sus vidas y sepan seguirle en la vida religiosa y sacerdotal. Oremos.
- Por cada uno de nosotros, para que experimentemos siempre la protección de María Nuestra Señora de Guadalupe y sepamos, como ella, ofrecer a Jesucristo al mundo. Oremos.
El que preside: Te bendecimos, Padre, porque has donado a la Iglesia a la Santa Virgen María. Por sus manos presurosas te hemos dirigido estas oraciones. Escúchalas, Padre, y atiéndelas en tu infinita bondad. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Gregoria Mejía Hilario/greymhilario@gmail.com
COMUNIÓN ESPIRITUAL
“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.
(San Alfonso María de Ligorio).
Aquí podrás escuchar el Evangelio y la reflexión para hoy:
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«Tú Eres el Pesebre: Reflexiones de Esperanza en la Ultreya del Adviento»