Moniciones: V Domingo de PACUA. Ciclo B

Color: BLANCO

  • Primera Lectura. Hch 13, 44-52: “La Palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región”.
  • Salmo Responsorial: 97, 1-2ab.2cd.3ab.3cd-4: “Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios”.
  • Evangelio. Jn 14, 7-14: “Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré”.

El Señor hoy nos envía, así como envió a Pablo y a Bernabé a anunciar su mensaje a todas las naciones, y muchos gentiles, al escucharlos, creyeron y se alegraron. Cumplieron así lo que el salmista había profetizado: que hasta los rincones más lejanos conocerían la victoria de Dios.

El Evangelio nos enseña que, si creemos en Jesús, haremos las mismas obras que Él hizo. Por eso, pidamos la fuerza para llevar su mensaje a todo el mundo, confiando en que Él nos escucha y nos ayudará en esta misión de amor.

Aunque algunos nos vean como extraños por poner a Jesús en primer lugar, debemos seguir adelante, llevando su mensaje de amor y salvación a todos.

La misión de llevar el Evangelio no es solo para unos pocos, sino para todos los que creen en Jesús.

El que preside: El Señor Jesús nos exhorta a pedir en su nombre lo que necesitan la Iglesia, la humanidad, cada uno de nosotros.  Movidos por la confianza que el mismo Jesús nos da, supliquemos diciendo: “Muéstranos tu rostro, Señor”.

1.- Por la Iglesia, para que sepa privilegiar el camino de la oración y Conducir a los hombres en la escucha de la Palabra. en el encuentro personal con Dios.  Roguemos al Señor.

2.- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, que la alegría del Resucitado ilumine cada día su ministerio y renueve su impulso de servir a los hombres y de cuidar su corazón, fuente de todo apostolado.  Roguemos al Señor.

3.- Por todos los que se resisten a la Palabra del Evangelio, para que el Espíritu Santo suscite en ellos la nostalgia de Dios, inscrita en cada corazón, para que se abran a la gracia y puedan encontrar a Jesús.  Roguemos al Señor.

4.- Por los médicos y todos los que trabajan en el campo de la salud, para que el Espíritu les conceda un corazón compasivo y se preocupen siempre por la protección de la vida humana en toda su dignidad desde la concepción hasta la muerte natural.  Roguemos al Señor.

El que preside: Padre bueno, escucha estas oraciones y las que han quedado guardadas en nuestro corazón.  Te las presentamos en el nombre de tu hijo Jesús que contigo vive y reina Por los siglos de los siglos.  Amén.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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