Domingo, 25 de febrero del 2024
- Primera lectura: Gen 22,1-2.9-13.15-18: No alargues la mano contra tu hijo.
- Salmo Responsorial: 115: Vale mucho a los ojos del Señor la vida de sus fieles.
- Segunda lectura: Rom 8,31b-34: ¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo?
- Evangelio: Mc 9,2-10: Se transfiguró… su vestido se puso resplandeciente.
Color: MORADO. II Semana del Salterio
“LA PRUEBA DE LA CALIDAD”
En este segundo domingo de Cuaresma, el Evangelio refiere la Transfiguración del Señor. La Transfiguración de Cristo nos enseña que tenemos que seguirle por el camino de la cruz, si queremos llegar con él a la gloria de la resurrección. Pidámosle en esta Misa la gracia de una entrega total, aún hasta la muerte, si esa es su voluntad. Cantemos, por favor, para recibir a quien presidirá esta celebración.
Primera lectura: Gn 22, 1-2.9-13.15-18 (El sacrificio de Abrahán)
La primera lectura, tomada del libro del Génesis, nos presenta a Abrahán, Padre de los creyentes. Dios le probó hasta lo último pidiéndole a su único hijo, Isaac. La fe y la obediencia de Abrahán le hicieron merecedor de las bendiciones del Señor. Escuchemos con atención.
Segunda lectura: Rom 8, 32b-34 (Dios no perdonó a su propio Hijo)
En la carta a los romanos, de la cual está tomada la segunda lectura para hoy, Pablo canta en un himno triunfal nuestra esperanza en la salvación que Dios Padre nos da por su Hijo Jesucristo. El Padre ha entregado a su propio Hijo y por su Muerte y Resurrección viene a nosotros toda gracia.
Tercera lectura: Mc 9, 1-9 (Este es mi hijo amado)
El evangelista san Marcos, de quien está tomada la lectura evangélica para este, adelanta ya en vida de Jesús y antes de su pasión y muerte la plena comprensión que del misterio de Cristo dio a los Apóstoles la fe pospascual. El segundo domingo de Cuaresma nos presenta la Transfiguración de Cristo con Moisés y Elías. Pedro, Santiago y Juan, estuvieron presentes en esta maravillosa escena como preparación a la Pasión y Muerte del mismo Jesús. Es por el camino de la cruz que llegamos a la resurrección. Este es mi Hijo predilecto: Escúchenlo.
El que preside: Hermanos, oremos a nuestro Padre de bondad, que nos ha elegido en Jesucristo, transfigurado y resucitado, para que seamos hijos suyos y ciudadanos del reino. Digámosle: “Ayúdanos, Padre, a vivir en tu palabra”.
1.- Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y toda la iglesia, para que su testimonio sea reflejo de Cristo, puro y transfigurado, el Hijo amado del Padre. Roguemos al Señor.
2.- Por nuestra patria, para que la presencia de Cristo en nuestro actuar y en nuestros corazones, lo hagan presente en nuestro entorno, mediante la justicia y la paz. Roguemos al Señor.
3.- Por todos los creyentes, para que, mediante la práctica de acción de solidaridad y amor, en favor de los demás, logren participar un día de la gloria de Jesús. Roguemos al Señor.
4.- Por nuestra comunidad, para que, caminando tras las huellas del Maestro, a través del desierto de la Cuaresma, podamos escuchar la voz del Padre: “Este es mi hijo amado; escúchenlo”. Roguemos al Señor.
El que preside: Escucha, Padre, las súplicas de tus hijos, que buscan tu rostro y esperan gozar de tu dicha en el país de la vida. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte” (San Alfonso María de Ligorio).
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