Domingo, 9 de noviembre del 2025
- Primera lectura. Ez 47,1-2.8-9.12 “Vi salir agua de templo: era un agua que daba vida y fertilidad”.
- Salmo responsorial. 129,1-2.3-4.5-6.7-8: “Un río alegra a la ciudad de Dios”.
- Segunda lectura: 1Cor 3,9-11.16-17: “Ustedes son el templo de Dios”.
- Evangelio. Jn 2,13-22: “Jesús hablaba del templo de su cuerpo”.
Color: BLANCO
Dios en su infinita misericordia quiere habitar en nosotros
ENTRADA:
En este trigésimo segundo domingo del tiempo ordinario el Señor nos invita a mirar nuestras familias como templos vivos donde habita su amor. Así como el agua que brota del templo da vida a todo lo que toca, también el amor de Dios renueva y fortalece nuestros hogares.
La familia es un templo donde habita el Espíritu Santo, un espacio sagrado que debemos cuidar, edificar y purificar con amor, como Jesús lo hizo en el Evangelio.
Con alegría y cantando, nos ponemos de pie para recibir a Jesús que viene a renovar nuestras vidas a través de quien preside esta celebración.
Primera Lectura: Ezequiel 47, 1-2.8-9.12 (Vi salir agua de templo: era un agua que daba vida y fertilidad).
En esta primera lectura el profeta Ezequiel nos habla del agua que brota del templo, símbolo de la vida y de la gracia que renueva todo lo que toca. Así también, la familia está llamada a ser ese manantial donde fluye el amor de Dios, que da vida, sana y fecunda los corazones. Escuchemos con atención.
Segunda Lectura: 1Corintios 3,9c-11.16-17 (Ustedes son el templo de Dios).
Hoy San Pablo nos recuerda que somos templo de Dios y que su Espíritu habita en nosotros. Cada familia, unida en el amor y la fe, es también una morada viva del Señor. Escuchemos con atención esta lectura que nos invita a edificar nuestras vidas sobre el único fundamento seguro: Jesucristo. Escuchemos.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 7,11-17 (Jesús hablaba del templo de su cuerpo).
En el Evangelio, Jesús purifica el templo, recordándonos que la casa de Dios es un lugar sagrado, nos anima a cuidar nuestro cuerpo que es templo de Dios.
Hoy también nos invita a mirar nuestras propias casas y corazones, para que sean moradas limpias y abiertas a su presencia, donde reine el amor, el respeto y la fe. Con un corazón receptivo nos disponemos para escuchar la proclamación del Santo Evangelio, cantando junto al coro, todos de pie.
Oración Universal:
Presidente: La fiesta de la dedicación de la Basílica de Letrán nos recuerda que somos el auténtico templo de Dios, edificado por Cristo y su Espíritu. Puesta en Jesús nuestra mirada, expresemos hoy nuestras necesidades diciendo todos:
«Ven y quédate con nosotros, Señor»
- Por el León XIV, obispo de Roma, para que Dios bendiga esta diócesis y, en ella, bendiga también a todos los obispos del mundo. Oremos.
- Por la Santa Iglesia, esposa de Cristo, para que sea reflejo de la Jerusalén celestial, embellecida y edificada por el testimonio y la fe de los creyentes sobre piedras vivas y escogidas. Oremos.
- Por la Ciudad de Roma, sede del sucesor de Pedro, para que su Iglesia y los creyentes, los ciudadanos todos y la administración pública, puedan madurar continuamente en la conciencia de la responsabilidad que el Señor les confía como punto de referencia y guía en la fe para toda la cristiandad. Oremos.
- Por los que se han alejado de Dios porque se han desilusionado de la Iglesia y de las personas que han encontrado en ella, para que puedan encontrar hermanos y hermanas que viven la fe con autenticidad y puedan descubrir que la salvación que viene de Dios supera las barreras de nuestra fragilidad y de nuestros límites. Oremos.
- Por nosotros, para que no olvidemos nunca que somos templo de Dios y que todos somos llamados a ser, con nuestra vida, piedras vidas de su Iglesia. Oremos.
Presidente: Acompaña el camino de la Iglesia, Señor, para que tu nombre permanezca para siempre en ella y en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.
(San Alfonso María de Ligorio).
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Lecturas: Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán. Domingo, 9 de noviembre del 2025
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hi
Deseo leer laso moniciones porque me hace entender mejor las lecturas gracias
Puedo recibir diaria mente la palabra diría?
Quisiera que me mandasen las moniciones de las lecturas del Domingo.




Interesante percatarse de lo que decís aquí: como la comodidad y las pequeñas seguridades pueden anestesiar el corazón olvidando las…