SAN GREGORIO NACIANCENO
Padre Manuel Antonio García Salcedo
Arquidiócesis de Santo Domingo
Junto a San Basilio Magno, el 2 de enero, celebramos a los dos amigos y Padres de la Iglesia… a San Gregorio Nacianceno. Conforman ellos dos con San Gregorio de Nisa el grupo de los Padres Capadocios. El Nacianceno también es Padre, Doctor y Obispo de la Iglesia. Llamado el TEÓLOGO, expresión con la que se puede describir su persona. Su elocuencia a la hora de la prédica y a la hora de la exposición de la Fe le diferenciaban del resto. Carisma y libertad de espíritu al servicio de la Iglesia y sus hijos sedientos de Dios. La Iglesia debe a los Capadocios la vitalidad de su reflexión de la Divinidad Trinitaria y la profundización en su Liturgia como comunión con ella. También provenía de familia de Santos. De las contadas personas que en su época accedían a los estudios de las ciencias que incluían leyes, filosofía y la fe cristiana. Su círculo de influencias era amplio, pero rara vez acudía a ellos por favores, únicamente para los más pobres y desgraciados. Entre sus compañeros de estudios estuvo quiere sería el Emperador Julián, el Apóstata. Se debatía entre vivir como monje solitario y la administración eclesiásticas que le demandaba su diócesis.
En un momento dado, Gregorio se dejó envolver por el afán de la carrera eclesiástica aspirando a posiciones eclesiásticas de renombre que deterioraron sus amistades con los verdaderos Santos de su época como San Basilio, y el alcance que su profundización teológica alcanzaba. Sin embargo, mantuvo la integridad de su enseñanza de la Fe Católica. Grandes problemas le causó esto. Perseguido fue por los arrianos. Debió recluirse por 5 años en la vida monástica de propia jurisdicción. La proliferación de herejes organizados iba multiplicándose por el apoyo imperial a los arrianos. Rio revuelto, ganancia de pescadores. La anarquía e influencia arribista propiciada por estos grupos autónomos que daban la espalda a la enseñanza de los Santos Padres y al Obispo de Roma fue lacerando la unidad de todo el imperio y la sociedad cristiana. El Concilio Ecuménico Constantinopla del 381 DC, segundo en la línea de los 22 aprobados por el Papa, ratificó la Divinidad de Cristo encarnado de María la Virgen y la Personalidad del Espíritu Santo de la misma Naturaleza del Padre y el Hijo, que da su fisionomía a la Iglesia Católica. Espíritu Santo, Dominum et Vivificantem, Rey y Vivificador declara la Iglesia. Muchos adversarios atacaron al Naciaceno por ser elegido Patriarca Imperial y adoptar para todos una vida de pobreza, espíritualidad del silencio y la Comunión Trinitaria y marcada penitencia. Su alma no estaba diseñada para chismes, intrigas y manipulaciones. Era de casta fina y espíritu elevado. Aspiraba a lo mejor del mundo de la comunión espiritual. Renunció al precio que tenía que pagar por ser Pastor de la capital imperial. Pensó que con alcanzar esos estamentos alcanzaría su realización y un mejor servicio a la fe, pero terminó sintiéndose miserable ante tanta contienda, dobles caras y lejanía del Evangelio que puede predominar en esos círculos cuando se distancian de la vida de Comunión y Encuentro con Cristo. Su fisionomía siempre fue monástica, y así vivió los últimos años de su vida. Un prolífico escritor y maestro por su cercanía a los libros espirituales y los clásicos. Le debemos los rasgos centrales de la vida Sacerdotal que delineó.
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