Fiesta: Conversión del Apóstol San Pablo
Del 18 al 25 Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos
Jueves, 25 de enero del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura. Hch 22, 3-16: “Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer”.
- Salmo Responsorial: 116, 1.2: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio”.
- Evangelio. Mc 16, 15-18: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación”.
“Hoy somos los nuevos enviados llamados a la misión de expandir el Reino”
Saulo hoy se abre para mostrarnos su profundo camino de conversión. De perseguidor de los cristianos (los del camino) a propagador de la Buena Nueva. Rumbo a Damasco su vida toma un dramático y radical cambio. El encuentro con una luz penetrante le ciega y la voz de Jesús le transforma para que deba cambiar su dirección, creencias y misión. El poder amoroso y la gracia de Dios convierten a Pablo de ferviente opositor y perseguidor a seguidor incansable, renovado, y ferviente mensajero de Jesús.
La narración de su proceso de conversión – llena de elementos simbólicos – nos abren a la experiencia transformativa de quien se convertirá en apóstol de los gentiles. Ya no anda en la tiniebla, sino que la luz lo ciega para que salga de su oscuridad presente. Poco a poco va abriendo los ojos y paulatinamente comienza a ver la vida con otros ojos. Su conversión, probablemente un proceso mucho más lento y paulatino que lo narrado hoy, va de la mano de la comunidad. El encuentro con la fuerza del amor de Dios le hace caer al suelo. Ya no es el líder perseguidor, sino que se convierte en tierra; necesita de otros que le ayuden a levantarse para caminar en dirección desconocida.
El gran perseguidor se convierte en el débil ciego. De la mano de la comunidad de fe representada en la persona de Ananías, Saulo va despejando sus dudas, venciendo sus miedos, aprendiendo a obedecer al Dios de Jesús. Se abre a la experiencia nueva como instrumento restaurado por la Palabra. Su bautismo le hace renacer limpiándole del viejo hombre para que se convierta en el gran Pablo, evangelizador del mundo.
Al igual que con Pablo, hoy también se nos insiste a continuar nuestro propio proceso de conversión; en descubrir esa luz y a escuchar la voz de Jesús a través de tantos encuentros con los Ananías de este mundo. Nuestra conversión, proceso de toda una vida, nos lleva a recobrar las fuerzas para levantarnos, caminar y penetrar “al mundo entero proclamando el Evangelio a toda la creación”. Hoy somos los nuevos enviados llamados a la misión de expandir el Reino. Somos los convocados desde nuestro bautismo a abrir los ojos, a mirar con mayor profundidad, a compartir y crecer en comunidad y a lanzarnos sin miedo a nuestros entornos necesitados de la misma luz y voz del maestro. Como Pablo somos llamados a llenar y transformar la vida desde la gracia y amor de Dios. ¡Gracias San Pablo!
(Guía Litúrgica)
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Homilía: IV Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B