Color: MORADO

Citas:

  • Primera lectura:Gen 2,7-9; 3,1-7: Se dieron cuenta (de) que estaban desnudos y se cubrieron.
  • Salmo Responsorial: Sal 50,1-6.12-14: Reconozco mi culpa… crea en mí un corazón puro.
  • Segunda lectura: Rm 5,12-19: Jesús nos abrió el camino para una nueva vida.
  • Evangelio: Mt 4,1-11: Al Señor tu Dios adorarás y solo a él lo servirás.

El desierto puede florecer

Primera Lectura: Gén 2, 7-9; 3,1-7

Lectura del Libro del Génesis

El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que les ha dicho Dios que no coman de ningún árbol del jardín?». La mujer respondió a la serpiente: «Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: “No coman de él, ni lo toquen, de lo contrario morirán”».

La serpiente replicó a la mujer: «No morirán. Bien sabe Dios que cuando coman de él, se les abrirán los ojos, y serán como Dios en el conocimiento del bien y el mal». La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable porque daba inteligencia; tomó del fruto, comió y se lo ofreció a su marido, el cual comió. Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 50, 3-4.5-6a.12-13.14 y 17

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.

Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. R/.

Oh, Dios, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R/.

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. R/.

Segunda Lectura: Rom 5, 12-19

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos

Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.

Porque, aunque antes de la ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir.

Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno solo murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Y tampoco hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: el proceso a partir de un solo delito, acabó en sentencia condenatoria, mientras la gracia, a partir de una multitud de delitos, acaba en sentencia absolutoria.

Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen, si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.

Palabra de Dios

Evangelio: Mt 4, 1-11

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”. Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”. De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”. Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.

Palabra del Señor

Volver a la página de inicio