Feria o Memoria Libre: Santa Margarita de Escocia o Santa Gertrudis, Virgen
Sábado, 16 de noviembre del 2024
- Primera lectura. 3Jn 5-8: “Querido amigo Gayo: Te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los hermanos”.
- Salmo responsorial. 111,1-2.3-4.5-6: “Dichoso quien teme al Señor”.
- Evangelio. Lc 18,1-8: “Hazme justicia frente a mi adversario”.
Color: VERDE/BLANCO
«Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”
La oración es uno de los temas más sobresalientes de todo el Evangelio según san Lucas. Abundan aquí las enseñanzas de Jesús sobre esta materia.
El mismo Jesús instaba a los discípulos a orar sin desanimarse. Por eso, el Evangelio de hoy nos habla de la parábola del juez y de la viuda, el cual es una invitación que Él mismo nos hace hoy para que oremos siempre y con perseverancia, y a no cansarnos ante las dificultades, aun pareciendo que Dios no escucha nuestras súplicas.
En esta parábola el Señor nos presenta un juez sin escrúpulos, despreocupado, altanero e irresponsable, sobre todo injusto y prepotente que no le importaban ni Dios ni los hombres. Era un todopoderoso. Por otra parte, presenta una pobre viuda, símbolo de debilidad en el antiguo Oriente. Estamos frente a un “todopoderoso” delante de una mujer pobre e indefensa, y por demás, viuda.
La mujer no se cansaba de pedirle justicia hasta que el mismo juez, dándose cuenta del fastidio que experimentaba, se dijo a sí mismo: “le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara”. Jesús entonces pondera la actitud y la respuesta de este desalmado juez cuando nos dice: “pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan de día y de noche? ¿O les dará largas? Les digo que les hará justicia sin tardar”
La pregunta clave para mí es: ¿Soy perseverante en la oración, o desisto después de dos o tres intentos? Tal vez me contento con pedirle a Dios una o dos veces aquello que necesito, ¡y ya! Pero Jesús nos enseña una cosa muy distinta. Nos viene casi a decir que Dios quiere que lo “jartemos” (sí, con “j”) con nuestras súplicas; que Él quiere que insistamos en la oración y no nos preocupemos si podemos resultarle “cansones o pesados o impertinentes”, pues así probamos la fe, la confianza y el amor filial que le tenemos.
Está claro que Dios escuchará nuestras plegarias sólo si nosotros somos perseverantes y no nos cansamos de presentarle nuestras peticiones. Dios es infinitamente bueno y generoso por lo que nuestra oración nunca será desatendida. Pero para que nuestra oración no sea desatendida, necesitamos de una fe muy grande y muy viva en Dios nuestro Padre; y una fe en que, aquello que le pedimos, nos lo va a conceder. Y es lo que Jesús nos dice al final del Evangelio de hoy: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”. Es una pregunta muy fuerte e impresionante. Al menos, ¿tenemos nosotros esa fe que nos pide nuestro Señor? Ojalá que sí. ¡Tengamos fe! ¡Cultivemos nuestra fe! Eso es lo que nos pide el Señor, que vivamos cristianamente, que vivamos nuestra fe católica dando testimonio del amor a Dios en cada uno de nuestros actos. Pidámosle hoy a Jesús, como familia, con el Padre Nuestro, que nos dé esa gracia. ¡Pero pidámosle con fe! Así sea.
(Guía Mensual)
Aquí podrás escuchar el Evangelio y la reflexión para hoy:
XXXIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B. 17 de noviembre del 2024
Lecturas: XXXIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B
Moniciones: XXXIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B
Homilía 1: XXXIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B
Homilía 2: XXXIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B
Homilía 3: XXXIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B
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