(Feria o Memoria Libre: San Leandro, Obispo)
Lunes, 13 de noviembre del 2023
Color: VERDE o BLANCO
- Primera Lectura. Sab 1, 1-7: “Amen la justicia, los que rigen la tierra, piensen correctamente del Señor y búsquenlo con corazón entero”.
- Salmo Responsorial. 138, 1-3a.3b-6.7-8.9-10: “Guíame, Señor, por el camino eterno”.
- Evangelio. Lc 17,1-6: “Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca!”.
“Perdonar es lo que traerá paz a tu corazón y hará que reine el amor en tu familia”
Hoy Jesús nos alerta sobre tres situaciones que pueden afectar nuestro crecimiento espiritual: “Escándalo”, “Perdón” y “Fe”.
Estamos llamados a evitar provocar los “escándalos” en nuestro medio. El mismo Jesús hoy nos dice: “es imposible que no haya escándalos, pero ¡ay del que los provoca!”, para luego añadir: “Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar”. El escándalo es aquello que hace que una persona tropiece y caiga; y a nivel de fe, significa aquello que desvía a la persona del buen camino que es Jesús.
En alguna ocasión nosotros los cristianos católicos, por nuestra manera de vivir la fe, hemos sido el motivo por el cual muchas personas se han alejado de la Iglesia y se han ido a otras religiones. Pero no solo escandalizamos hacia afueras, sino que el escándalo se da a lo interno de nuestra propia familia cuando como esposos y como padres no nos amamos lo suficiente; cuando nos gritamos; cuando nuestras vidas como esposos no es un reflejo del amor de Dios. Escandalizamos a nuestros hijos, cuando acabando de llegar de la Iglesia somos intolerantes y les hablamos mal: no los corregimos, más bien les gritamos, logrando con esto que ellos se sientan abochornados y rechazados. Escandalizamos cuando como esposos no somos un testimonio para nuestros hijos, ni un motivo que despierte en ellos la vocación al matrimonio. No es raro escuchar alguna joven decir: “¡Yo no me caso! ¿Para qué? ¿Para vivir como perro y gato como papi y mami?”. Todo esto es escándalo que Jesús condena.
Aunque es inevitable que sucedan los escándalos, Jesús nos da la oportunidad de reconstruir las relaciones que hemos dañado; Jesús nos da la oportunidad de atraer de nuevo a quienes hemos escandalizado: a través del perdón.
Es en la familia, sin lugar a duda, donde mejor podríamos practicar los valores evangélicos del perdón, la corrección fraterna, la sinceridad y el respeto. ¿Crees que como padre o madre has ofendido a alguno de tus hijos abochornándolo o humillándolo? Acércate a él o ella y pídele perdón; eso no te disminuirá como padre o madre; al contrario, te hará grande a sus ojos. ¿Has ofendido de palabras o de hechos a tu esposa o esposo o, por el contrario, te has sentido ofendido(a) por alguna actitud que no creas merecer? El llamado que hoy Jesús te hace es perdonar.
¿Cuántas veces debo perdonar a mi esposo o esposa que no me da suficientes muestras de cariño?; que me abochorna?, que me hace caer? o ¿cuántas veces debo perdonar a ese hijo o hija que es mi vergüenza, que ha sido motivo de escándalo para la familia? Jesús es claro. Dice: “¡setenta veces siete!”.
Recuerda que perdonar es una decisión que nadie podrá tomar por ti. Perdonar es lo que traerá paz a tu corazón y hará que reine el amor en tu familia. Así como los apóstoles pidieron a Jesús que les aumentara la fe, así también debemos nosotros pedirle al Señor: ¡Aumenta nuestra fe para salir del malestar y el enojo que nos provoca la ofensa reiterativa de un hermano y para ser generosos y misericordiosos como Tú!
¡Anímate a perdonar y a no escandalizar! ¡Da el paso!
(Guía Litúrgica)
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