Miércoles, 30 de octubre del 2024
- Primera lectura. Ef 6, 1-9: “Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra”.
- Salmo responsorial. 144,10-11.12-13ab.13cd-14: “El Señor es fiel a sus palabras”.
- Evangelio. Lc 13,22-30: «Esfuércense en entrar por la puerta estrecha”.
Color: VERDE
«La puerta hacia la salvación es estrecha y requiere esfuerzo personal”
Las lecturas de hoy nos invitan a meditar sobre la importancia de la obediencia, la justicia y el esfuerzo personal en la vida cristiana.
En la Carta a los Efesios, San Pablo nos recuerda la importancia de la obediencia dentro de la familia y en las relaciones laborales. Nos exhorta a honrar a nuestros padres, no solo porque es un mandato divino, sino porque trae consigo la promesa de una vida larga y bendecida. Los padres también tienen la responsabilidad de educar a sus hijos con amor y en el camino de Dios, evitando caer en la tentación de exasperarlos o imponer una autoridad opresiva.
Además, San Pablo habla a los esclavos, pidiéndoles que sirvan a sus amos con la misma devoción con la que servirían a Cristo. Aunque estas palabras se dirigen a una realidad social muy distinta a la nuestra, el principio detrás de ellas sigue siendo aplicable en la relación obrero-patronal: todo lo que hacemos (como obreros) debe ser con integridad y como si lo hiciéramos para Dios, no solo para cumplir con las expectativas humanas. También exhorta a los amos (los patronos) a tratar a sus siervos (empleados) con respeto y justicia, recordando que todos somos iguales ante Dios.
En el Evangelio según San Lucas, Jesús nos presenta una enseñanza desafiante: la puerta hacia la salvación es estrecha y requiere esfuerzo personal. No basta con conocer a Jesús de manera superficial o haber compartido momentos con Él. La salvación exige un compromiso real y profundo con su enseñanza y su camino. Nos advierte que muchos intentarán entrar, pero no podrán, porque su relación con Él no fue sincera. Este pasaje nos insta a no confiarnos, a no dar por sentado que estamos en el camino correcto solo porque tenemos alguna conexión con la fe. Es un llamado a la conversión constante y a la reflexión sobre nuestra vida espiritual.
A través de estos principios, somos llamados a una vida de autenticidad en nuestra fe. Vivir de acuerdo a los preceptos de San Pablo y las enseñanzas de Jesús significa enfrentar los desafíos cotidianos con una perspectiva que trasciende lo material y superficial. La obediencia, la justicia y el esfuerzo personal no solo deben ser reflejados en nuestras acciones y decisiones, sino también en la manera en que nos relacionamos con los demás. Al poner en práctica estos valores, no solo honramos a Dios, sino que también fortalecemos nuestras comunidades y nuestras relaciones interpersonales, construyendo un entorno donde el amor y la equidad prevalecen. La vida cristiana, por tanto, no se limita a momentos de devoción, sino que se manifiesta en cada acto de bondad y en cada esfuerzo por vivir de acuerdo a los principios del Evangelio.
Finalmente, Jesús nos recuerda que, en el Reino de Dios, los valores humanos de éxito y estatus se invierten: los últimos serán primeros y los primeros serán últimos. Esto nos invita a vivir con humildad y a buscar siempre el bien, sabiendo que Dios mira el corazón y no las apariencias.
En resumen, este día se nos invita a vivir con justicia, obediencia, humildad y esfuerzo sincero en nuestro camino de fe, confiando en que Dios es fiel a sus promesas.
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