Lunes, 4 de septiembre del 2023
Color: VERDE
- Primera Lectura. I Tes 4, 13-18: “No queremos que ignoren la suerte de los difuntos para que no se aflijan como los hombres sin esperanza”.
- Salmo Responsorial. 95, 1.3.4-5.11-12a.12b-13: “El Señor llega a regir la tierra”.
- Evangelio. Lc 4, 16-30: “«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.
“San Gregorio Magno Papa, Padre y Doctor de la Iglesia”
La vida muy corta. El hambre, la guerra, la enfermedad, las epidemias y los desastres naturales eran tan frecuentes en la época del Papa San Gregorio Magno. La muerte era compañera que se acercaba muy rápido. El dio su fortuna familiar para ayudar y restaurar a toda una sociedad para que fuese cristiana. Ante lo precario y breve de la vida humana en aquel siglo, además de su impulso misionero y evangelizador, además de su gran importancia dada a la Liturgia e reintroducir el Padre Nuestro antes de la Comunión en la Santa Misa, su énfasis en la importancia de los Sacramentos era notoria en vistas a la salida de las almas del purgatorio.
Desde entonces a la fecha los lunes no son días muertos en la iglesia. Se dedican a la oración, sufragios, Sacrificios y ofrendas por los Fieles Difuntos. El sábado pasado no quería nada, solo sentir el dolor de la pérdida temporal de mi madre Isaura fallecida. Al celebrar el primer día de su novenario cobró más sentido su paso de este mundo al Cielo. Son sanadores esos 9 días y fortalece el ofrecer las 30 misas gregorianos. Las personas que no tienen raíces y provienen de situaciones sin tierra no entiende del apego familiar, del agradecimiento de toda una vida que le debemos a nuestros padres, familiares y cercanos.
Hasta les molesta el luto y el constante ofrecimiento de la Santa Misa por los difuntos. No hay difuntos inscritos en esas Misas. Pero sin están inscritos siempre vivirán con nosotros en la Misa Diaria. Mi madre siempre vivirá y estará ahí para darnos su alma y el cielo. Y el dolor de otros por la muerte de su gente misteriosamente alivia nuestra pena y nos hacer verles desde el cielo a los que se nos han ido. ¿Por qué no me Habían dicho ustedes de este dolor y por favor díganme cómo estas mil heridas como se van a curar? ¿Por qué no me habían dicho que casi no extrañaría a mi madre, que solamente pasará cuando respire? Demos gracias por todo. Por el poder encontrarnos con el dolor ajeno fuerzas y por la enseñanza perpetua del Papa San Gregorio Magno de que las almas salen del purgatorio, lugar no de castigo y sufrimiento, sino purificación en el amor para parecernos más a Cristo para llegar al Cielo. A cada familiar, amigo y conocido dile ahora después de comulgar: un día no muy lejano nos volveremos a encontrar y todo será perfecto
En Jesús, José y María
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
P. Manuel García: epam45@gmail.com
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